La activista de derechos humanos más destacada de Irán y premio Nobel de la Paz 2023, Narges Mohammadi, afirmó que nunca dejará de luchar por la democracia y la igualdad, y que no teme las represalias del régimen iraní.
En declaraciones exclusivas a CNN, realizadas durante un lapso de tres semanas de libertad por razones médicas, Mohammadi afirmó: “Ni los muros de la prisión ni todas estas condenas podrán detenerme jamás”.
Mohammadi ha pasado la mayor parte de las dos últimas décadas recluida en la prisión de Evin, en Teherán, conocida por albergar a críticos del régimen.
A principios de este mes, las autoridades iraníes suspendieron su condena durante 21 días para permitirle recuperarse de una operación a la que se sometió en noviembre. La intervención le extirpó parte de un hueso de la parte inferior de la pierna derecha, donde los médicos habían descubierto una lesión que podía ser cancerosa.
Mohammadi volverá pronto a la tristemente célebre prisión, donde cumple varias condenas que suman 31 años, tras haber sido declarada culpable de actuar contra la seguridad nacional y difundir propaganda.
Sus partidarios afirman que es una presa política, detenida por trabajar en favor de la democracia y de los derechos de la mujer.
Tras la excarcelación temporal de la activista, su familia publicó un video en el que se la veía saliendo de una ambulancia en camilla, con el pelo al descubierto, desafiando la ley iraní del hiyab obligatorio. En la grabación se advierte que Mohammadi grita “mujer, vida, libertad”, el lema del movimiento de protesta desencadenado en septiembre de 2022 por la muerte de Mahsa Amini, una joven kurda iraní de 22 años, tras ser detenida por supuestamente no respetar la ley del hiyab.
“Esté dentro o fuera de Evin, mi objetivo es muy claro, y hasta que no consigamos la democracia, no vamos a parar. Queremos libertad e igualdad”, declaró Mohammadi a Christiane Amanpour, de CNN, en una entrevista realizada el martes. “Así que, esté del lado del muro que esté, continuaré mi lucha”.
Mohammadi pudo hablar con sus hijos por videollamada por primera vez en tres años durante su liberación temporal. Lleva casi una década sin verlos en persona.
“Me quedé asombrada. La verdad es que me impactó un poco. Sentí que habían crecido de verdad. Y sentí que había perdido un largo periodo de estar con ellos”, dijo Mohammadi.
“En muchas ocasiones, cuando estaba en prisión, sentí el reto de la maternidad, frente al de ser activista de derechos humanos”, añadió, señalando que ha pensado mucho en los momentos en los que no pudo estar como madre para sus gemelos de 18 años. “No sé si me perdonarán o no. Por supuesto, cuando hablé con ellos, me dijeron: ‘Oh, estamos orgullosos de ti y te apoyamos’. Pero la verdad es que siento que estos niños han reprimido demasiadas cosas y han soportado demasiadas dificultades. Y quizás las palabras no puedan expresar o compensar esta pérdida”.
Mohammadi y su familia han criticado su breve excarcelación médica por considerarla “demasiado poco y demasiado tarde”, y han denunciado el maltrato que las autoridades iraníes han infligido a los presos en general.
Grupos de derechos humanos han expresado anteriormente su preocupación por la salud de Mohammadi y su acceso a la atención médica en prisión tras sufrir una serie de infartos,problemas respiratorios y la lesión ósea más reciente.
Mohammadi recordó casos en los que ella misma había recibido “palizas muy fuertes” de los guardias de la prisión y luego se le negó atención médica. “Empezaron a golpearme en el pecho, cuando se suponía que tenía que hacerme una angiografía y tenía las arterias obstruidas”, relató sobre un incidente. “Sin embargo, me golpeaban en el pecho”. CNN se puso en contacto con el Gobierno de Irán para conocer su respuesta a las acusaciones.
La activista fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 2023 por su lucha contra la opresión de las mujeres en Irán y su defensa de los derechos humanos. Sus hijos recogieron el premio en su nombre y durante la ceremonia leyeron una carta que ella escribió y que había sacado clandestinamente de la cárcel.
Al hablar de la resistencia de sus compañeras tras las rejas, Mohammadi puso una nota de optimismo: “Están cambiando la prisión por la antiprisión. Los muros de la prisión de Evin se han resquebrajado por los cánticos de estas mujeres. Esto es lo que siento: que se han agrietado”.
Mohammadi ha estado escribiendo sus memorias desde la cárcel, que, según dijo, son un intento de mostrar cómo las chispas del activismo pueden extender la esperanza en la sociedad. La Premio Nobel afirmó que “este régimen no puede reformarse”, y que pide una “transición no violenta de la teocracia autocrática de la República Islámica… Nuestro objetivo es lograr la democracia y un gobierno laico”.
Cuando se le preguntó si le preocupaban las posibles consecuencias de volver a hablar durante su alta médica, Mohammadi dijo a CNN: “No me preocupan en absoluto las consecuencias de esta entrevista”.
“He pasado por todas estas etapas, todas estas fases, y sea cual sea el castigo que me impongan, no hay ninguna diferencia porque tengo mis creencias”, afirmó. “Me mantengo firme y canto contra la pena de muerte. Estoy en contra del apartheid de género, en contra de las políticas de la República Islámica de Irán”.
“Soy pacifista. Soy una mujer que quiere hacer realidad los derechos de las mujeres en Irán. Así que creo que aquí es exactamente donde debería estar”.
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