Para muchas personas, la economía es una ecuación simple: ingresos menos gastos. Cuando parece que nuestros ingresos crecen más rápido que los precios, la economía está en buena forma. Cuando no, está mal.
El presidente Donald Trump parece estar haciendo un cálculo diferente.
En lugar de enfocarse en el costo de vida o la asequibilidad, que Trump ha calificado repetidamente como un “engaño”, el presidente prefiere destacar los ingresos que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos recauda de los aranceles y la inversión empresarial. Habla con frecuencia de las grandes sumas de dinero que está ingresando Estados Unidos, comparando su economía, la “mejor de la historia”, con la del país supuestamente “en decadencia” bajo el expresidente Joe Biden.
“En realidad estamos recibiendo billones de dólares si lo piensas bien”, dijo Trump en la Oficina Oval el martes. “Este es dinero que entra a nuestro país para construir plantas de autos, para construir plantas de Inteligencia Artificial (IA). Solo queremos seguir haciendo exactamente lo que estamos haciendo porque nunca ha pasado algo así en la historia del mundo”.
Aunque el aumento de ingresos y la inversión ciertamente benefician a la economía de Estados Unidos, Trump y el Partido Republicano enfrentan una incipiente crisis política debido a la asequibilidad, no al crecimiento económico. La economía ha estado funcionando bien, de hecho, quizá para sorpresa de millones de estadounidenses que califican mal la economía debido al alto costo de vida.
El crecimiento de los ingresos y la actividad empresarial puede ayudar a abordar la asequibilidad. Pero conectar esos puntos es complicado, y el mensaje de Trump de “en realidad, somos ricos” no parece convencer a los consumidores hartos.
En esta “economía sensación térmica”, donde la situación financiera de los estadounidenses se siente peor de lo que realmente es, Trump cada vez más pasa por alto a los estadounidenses que tienen dificultades en lugar de hablarles en su idioma.
A Trump le gusta repetir dos ideas básicas sobre su política económica:
- Los aranceles y otras iniciativas están generando cientos de miles de millones de dólares en nuevos ingresos.
- Las grandes empresas han comprometido billones de dólares en nuevas inversiones en Estados Unidos.
“Déjame hablarte de la economía real”, dijo Trump a Politico el martes en respuesta a una pregunta sobre la asequibilidad. “Tenemos US$ 18 billones entrando a nuestro país. Biden tuvo menos de US$ 1 billón en cuatro años”.
Las cifras de Trump son exageradas, pero los ingresos por aranceles, de hecho, han aumentado en más de US$ 200.000 millones durante el mandato de Trump en comparación con el de Biden. Y decenas de empresas y países han prometido inversiones a corto y largo plazo a instancias de Trump, con promesas que se cuentan en billones de dólares.
Trump también anunció una visa “Tarjeta Dorada” de US$ 1 millón que se lanzó esta semana, que él ha dicho traerá miles de millones de dólares al país. El secretario de Comercio Howard Lutnick ha dicho que las nuevas visas recaudarán hasta US$ 1 billón para el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
Y Trump ha gastado miles de millones de dólares de los contribuyentes para invertir fondos gubernamentales en empresas que su Gobierno considera cruciales para la seguridad nacional. Debido a las ganancias del mercado bursátil, Trump dijo que esas inversiones ya están sumando millones de dólares al valor de las inversiones estadounidenses.
“El precio se fue por las nubes”, dijo Trump el martes sobre la participación del 10 % de su Gobierno en Intel (INTC). “Gané US$ 40 millones. Nadie habla de eso”.
La teoría del Gobierno de Trump es que el aumento real y prometido de ingresos podría pagar los cheques de estímulo de US$ 2.000 propuestos frecuentemente por el presidente y el costoso recorte de impuestos aprobado a principios de este año. Trump afirma que los ingresos por aranceles pueden reemplazar completamente la carga del impuesto sobre la renta de los estadounidenses.
Con el tiempo, según el Gobierno, los aranceles podrían incluso pagar la enorme deuda de Estados Unidos.
El año pasado, Estados Unidos pagó US$ 1,2 billones para financiar su propia deuda, que, con unos US$ 38 billones, supera la producción económica total del país. Recaudar ingresos fiscales para reducir la deuda significaría que tendríamos que pagar menos en intereses y financiamiento, lo que, a su vez, podría liberar dinero para programas y beneficios que ayuden a mantener la asequibilidad.
Por ejemplo, Trump dijo el martes que los ingresos arancelarios pagaron el rescate de US$ 12.000 millones que su Gobierno proporcionó recientemente a los agricultores.
“Hemos recaudado tanto dinero con los aranceles ahora que es una maravilla”, dijo Trump. “Sin eso, no podríamos ayudarlos. Ahora somos el país más rico del mundo”.
Por otro lado, Trump habla frecuentemente sobre cómo las inversiones comerciales prometidas podrían generar empleos de manufactura y relacionados con IA a Estados Unidos. Y los aranceles podrían incentivar a las empresas a retornar fábricas y trabajadores subcontratados del extranjero a Estados Unidos.
“Las empresas automovilísticas están regresando después de habernos abandonado hace años. La inteligencia artificial está llegando a niveles nunca antes vistos. Se están abriendo fábricas por todo el país”, declaró Trump a Politico. “En definitiva, ¿saben a qué se reduce todo esto? Empleos. Van a tener empleos como nunca antes se han visto en Estados Unidos”.
Los problemas con la teoría de Trump son simples: las cuentas no cuadran, y cualquier beneficio que esas propuestas traigan en el futuro no ayudará a los estadounidenses que actualmente luchan con el alto costo de vida.
El Gobierno de Trump recaudó alrededor de US$ 200.000 millones en nuevos ingresos por aranceles este año. No es poco, pero en una economía de US$ 30 billones, es una gota en el océano. No es suficiente para respaldar cheques de estímulo de US$ 2.000 para cada hogar estadounidense ni para eliminar los impuestos sobre la renta. Ciertamente, no es suficiente para pagar la deuda de US$ 38 billones.
Las promesas de inversión, aunque bienvenidas, son solo promesas, sin un mecanismo para hacerlas cumplir. Las empresas son conocidas por aparecer en inauguraciones de alto perfil con presidentes para luego retractarse de sus planes, como hizo Foxconn poco después de anunciar una fábrica muy promocionada en Wisconsin con Trump durante su primer mandato. Y gran parte de la contabilidad de las empresas incluye compromisos previos.
Incluso si todas las promesas se convirtieran en proyectos reales, las fábricas ya tienen dificultades para contratar trabajadores calificados o dispuestos. No está claro que las nuevas fábricas restauren significativamente el trabajo manufacturero, que se perdió en gran parte debido a la automatización en las últimas décadas.
Mientras tanto, los aranceles están empeorando la asequibilidad, no mejorándola. El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, dijo el miércoles que los aranceles de Trump son los únicos responsables de que los precios estén creciendo más rápido que el objetivo de inflación anual a largo plazo del 2 % de la Fed este año.
El problema central de comunicación política en esta economía radica en la economía de “sensación térmica”, donde todo se ve bien en el papel, pero la experiencia vivida de millones de estadounidenses que luchan con sus finanzas dice lo contrario.
Trump puede hablar correcta y verazmente sobre el fuerte crecimiento económico general y el gasto de los consumidores, pero no significará nada para la gente si sienten que no pueden vivir dentro de sus posibilidades.
No obstante, Trump está haciendo su trabajo aún más difícil al insistir en políticas que no harán una diferencia inmediata y significativa en los bolsillos de los estadounidenses, mientras descarta el factor de sensación térmica como una “estafa” o un “engaño”.
Trump habla como un ejecutivo de negocios, donde el crecimiento de los ingresos es la fuente de ganancias y estabilidad. Eso también es importante para la economía de Estados Unidos. Pero la economía no es un negocio. La economía son las personas, y muchas de ellas están sufriendo.
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