Chile elige presidente entre dos extremos, pero con una misma agenda: la seguridad y la inmigración

Chile elige este domingo un nuevo presidente en una segunda vuelta marcada por el favoritismo de José Antonio Kast, el candidato ultraderechista que recibió el apoyo de otros competidores afines, por encima de la izquierdista Jeannette Jara, cuya popularidad fue arrastrada por la baja aprobación del Gobierno del saliente mandatario, Gabriel Boric.

Kast, del Partido Republicano, cuenta con el respaldo del libertario Johannes Kaiser y de la exalcaldesa Evelyn Matthei, de la derecha tradicional. La suma de los votos cosechados por los tres en la primera vuelta supera el 50 %. Por su lado, Jara, militante comunista de la coalición Unidad por Chile, debería casi duplicar el 26 % que alcanzó en noviembre, por debajo de las expectativas, para ganar el balotaje.

“La derecha se reacomodó sin mayores problemas y a gran escala una vez que José Antonio Kast pasó a segunda vuelta, dado que existen grandes convergencias económicas entre ellos y discrepan solo en los matices”, dijo a CNN el politólogo Alfredo Joignant, investigador de la Universidad Diego Portales. Según repasó, algo similar ocurrió en 2021, cuando la coalición del sector también se unió, pero no alcanzó para vencer a Boric.

La contienda polarizada enfrenta dos visiones opuestas de modelo de país. Jara, exministra de Trabajo, propone un Estado presente y políticas igualitarias, mientras que Kast aboga por una gestión que deje actuar a los mercados y castigue con mano dura.

Sin embargo, la candidata oficialista, en su intento de remontar los pronósticos, tomó algunas propuestas más conservadoras, mientras que Kast viene moderando desde hace unos años el discurso de “batalla cultural” que proyectó en 2021 y ha intentado rebajar las expectativas de cambio, desmarcándose de algunos recortes sociales.

“Hoy Jara y Kast, si bien nominalmente parecen en las antípodas, en términos programáticos, ideológicos y políticos apuntan prácticamente a lo mismo. Fue ridículo verlos en el último debate (del martes) estar de acuerdo en todo”, comentó el politólogo Cristóbal Bellolio, académico de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI). Ambos contrastaron sus miradas, especialmente en temas como la evaluación de la dictadura de Augusto Pinochet, pero coincidieron en la necesidad de alcanzar consensos.

El analista de la UAI afirmó que son los partidarios quienes se encargan de amplificar las diferencias, pero considera que hay una convergencia de propuestas.

Durante los últimos meses la derecha logró centralizar el debate en los temas de su agenda. “Para la segunda vuelta mantuvo los ejes temáticos de migración, seguridad y una parte de la economía en tercer lugar. El tono no varió, no ha sido una campaña de gran intensidad”, dijo a CNN Tomás Duval, analista y académico de la Universidad Autónoma de Chile. “Esa no variación favorece a Kast. Instaló la idea de un gobierno mal evaluado y que él propone una suerte de gobierno de emergencia para abocarse a resolverlos”, explicó.

Bellolio apuntó que para el oficialismo “es difícil mostrarse preocupado por el orden público” cuando en los últimos años estuvo más ligado a la crítica de la represión y a abrazar los movimientos de protesta, como el estallido social de 2019. “En la retina de los chilenos, que (Jara) hable de economía y orden público no es creíble. En cambio, Kast siempre ha hablado de economía y orden público”, agregó.

Si bien la tasa de homicidios disminuyó en Chile consecutivamente en los últimos tres semestres, según datos del Ministerio Público, y es una de las más bajas de la región, la percepción de inseguridad es altísima: el 87,7 % consideró en 2024 que hubo un aumento de la delincuencia a nivel nacional, cifra similar a la de 2023.

Así como Kast logró capitalizar el descontento en seguridad, también lo hizo con las preocupaciones sobre los inmigrantes, a través de promesas de mayores controles y expulsiones en vuelos chárter.

El favoritismo de Kast empujó a muchos extranjeros, muchos de ellos venezolanos que ingresaron en los últimos años por pasos no habilitados, a intentar salir del país, lo que llevó a coordinaciones entre Perú y Chile para patrullar la frontera. “No vamos a regularizar, ordenar, empadronar a ninguno de los 330.000”, dijo Kast en el debate sobre los inmigrantes indocumentados estimados en el país.

Bellolio destaca cómo cambió el debate migratorio en los últimos tiempos. “Hay una sensación transversal, a diferencia de hace cuatro años, cuando la izquierda decía que no ‘no hay humanos ilegales’ y Kast proponía construir un muro. Hoy todos dicen que es un tema que hay que resolver. En Chile ya no quedan cosmopolitas, son todos nacionalistas”, consideró.

Para Duval, el Gobierno de Boric enfrentó varias complejidades por las que llega debilitado a esta votación. “Ha tenido elecciones en sus cuatro años, de distinta naturaleza (dos plebiscitos constitucionales, una elección de constituyentes, y los comicios regionales). Tiene un apoyo cercano al 30 %, que en comparación (con presidentes anteriores) es bueno, pero era una suerte de techo para la candidatura de Jara. Crecer más allá de eso le resultó difícil”, indicó. Como ejemplo de ello, destaca que la coalición de izquierda obtuvo más votos para el Congreso que para la Presidencia.

Una incógnita de esta votación, el primer balotaje con voto obligatorio en el país, es el destino de los votos de Franco Parisi, candidato del Partido de la Gente (PDG), quien quedó en tercer lugar con casi un 20 % tras prometer “bala o cárcel para los criminales”. Luego de una encuesta online entre la militancia, el partido llamó al voto nulo o blanco. Duval encaja a Parisi en un populismo de derecha, por lo que ve probable una volatilidad y que buena parte de sus votantes opten por Kast, mientras Bellolio señala que “el votante antiestablishment que hoy se alinea con la opción desafiante” que actualmente representa el líder ultraderechista. Con todos estos factores, Kast podría alcanzar una notable diferencia sobre Jara en el balotaje.

Por otra parte, los legisladores elegidos por el PDG pueden terminar de inclinar la balanza para la derecha en el Congreso, donde el bloque de fuerzas conservadoras logró la mitad de los 50 escaños en el Senado y 76 de 155 asientos en la Cámara de Diputados. En Chile, donde el Legislativo estuvo por décadas bajo el control del bloque progresista, se requieren cuatro séptimas partes de cada cámara para aprobar reformas constitucionales.

Es una situación muy favorable para un gobierno que busque aplicar un marcado cambio de rumbo, a solo seis años de la ola de protestas que tenían a la desigualdad como eje del descontento social. Pero la historia reciente de Chile mostró varios casos en los que las promesas acaban cediendo al pragmatismo, en línea con un sentimiento mayoritario del electorado, acostumbrado a cambios moderados luego de cuatro alternancias entre consecutivas oficialismo y oposición.

“No son muchas las reformas estructurales que tiene en mente. Ha dicho que se va a enfocar en el orden público y económico. Dice que va a administrar mejor, es un programa de gestión, no es doctrinario o refundacional”, comentó Bellolio.

Esa propuesta rupturista que Kast presentó en 2021 esta vez la puso sobre la mesa el también ultraderechista Kaiser, quien en estas semanas no hizo planteamientos programáticos y dijo que su apoyo es “incondicional”.

“El entorno de Kast ha sido disciplinado para la segunda vuelta, salvo excepciones, con algunas declaraciones que abrieron ejes que no estaban en campaña. Salió bastante bien, mantuvo el orden”, dijo Duval.

El liderazgo de Kast para el nuevo bloque de derecha desató rápidamente comparaciones con otros líderes de la región, como el presidente de Argentina, Javier Milei, o el exmandatario de Brasil, Jair Bolsonaro. Kast los ha elogiado y también a Nayib Bukele, presidente de El Salvador, por sus políticas contra el crimen, pero más recientemente eligió como modelo a la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, quien simpatiza con Donald Trump, pero también tiene vínculo fluido con líderes europeos.

“Kast fue cuidadoso, entiende que los otros (líderes) son todos controversiales. Meloni ha sido la única que viniendo de la derecha más radical ha administrado de manera pragmática, para evitar la asociación más directa, caricaturesca, a pesar de que rescata ciertos elementos”, dijo Bellolio. Según explicó, Kast toma algunos aspectos y forma parte del mismo ecosistema, pero evitó mimetizarse. “Chile tiene una manera más fome, aburrida, institucional, de hacer las cosas. No esperemos esa estridencia por parte de Kast”, agregó el académico.

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