(CNN) — El presidente electo Donald Trump ya está haciendo gala de su poder crudo, mostrando que puede intentar subvertir los controles y equilibrios de Washington y dejando a los líderes extranjeros luchando por asimilar su victoria.
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Las primeras señales provenientes de Mar-a-Lago, el club y urbanización de Florida donde Trump está construyendo su nueva administración, sugieren que cuando regrese a la Casa Blanca en enero, reforzado por una contundente victoria y un mandato democrático, actuará con la máxima fuerza.
Trump ya recurrió a las redes sociales para dar órdenes a los senadores republicanos que se presentan a las elecciones de líder de la mayoría esta semana para que apoyen los nombramientos en receso de sus candidatos para el gabinete, y los tres candidatos rápidamente señalaron que están abiertos a la idea. Está demostrando que planea gobernar con un monopolio republicano del poder –si los republicanos ganan el control de la Cámara, lo que CNN aún no ha proyectado– con una autoridad indiscutible. Considera al Congreso como un sello de aprobación en lugar de una rama separada y equitativa del Gobierno.
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Las decisiones del presidente electo anuncian una nueva administración impregnada de populismo outsider en lugar de los intermediarios de poder convencionales. Por ejemplo, descartó puestos en el gabinete para Mike Pompeo y Nikki Haley, quienes ocuparon puestos importantes en política exterior la última vez. Este domingo, ofreció el puesto de embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas a la representante de Nueva York Elise Stefanik, dijeron a CNN dos fuentes familiarizadas con el asunto. Y su inclusión del multimillonario tecnológico y agitador Elon Musk en una llamada con el presidente de Ucrania Volodimyr Zelensky –un privilegio normalmente reservado para los principales asesores de política exterior– mostró cómo la heterodoxia de Trump desafiará todas las convenciones de gobierno.
Las implicancias a largo plazo del triunfo de Trump están empezando a calar. Las especulaciones sobre futuros cargos en la Corte Suprema y posibles retiros están resaltando el potencial del próximo presidente para extender el dominio de la mayoría ultraconservadora que construyó hasta mediados de siglo.
Los funcionarios federales temen ahora una purga prevista de burócratas de carrera por parte de los aliados de Trump, deseosos de instalar a funcionarios políticos que no dudarán en cumplir órdenes que podrían destrozar la autoridad reguladora del Estado y del Gobierno central. Y la semana pasada, CNN informó sobre las discusiones en el Pentágono sobre cómo responderían los militares a cualquier orden de desplegarse contra los estadounidenses, tras las advertencias de Trump como candidato de que podría romper los tabúes sobre el uso de las fuerzas en suelo estadounidense.
Y otra pregunta cobra mayor urgencia: ¿hasta dónde llegará Trump para ejecutar la venganza que prometió contra sus oponentes políticos tras los juicios políticos, las acusaciones y una condena en las que basó su campaña? Las candidaturas para el gabinete que se esperan en los próximos días, incluida la de fiscal general, arrojarán luz sobre la profundidad de su sed de venganza.
Mientras tanto, los demócratas están asumiendo las enormes consecuencias de no haber podido impedir el regreso de Trump al poder, aunque se están deshaciendo en autorecriminaciones. Carecen de un líder claro que revitalice su mensaje o de una plataforma de poder si los republicanos conservan el control de la Cámara de Representantes. Esto no hará más que fortalecer la posición de Trump en las próximas semanas.
En el exterior, la victoria de Trump está obligando a una reevaluación geopolítica masiva. Desde Europa hasta Taiwán y desde Irán hasta Rusia, los líderes extranjeros están analizando cómo lidiar con la imprevisibilidad del regreso de Trump. Algunos se apresuran a adular al presidente electo. Otros se preparan para su ira.
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Una creciente sensación de frenético reordenamiento y recálculo dentro de Estados Unidos y en el exterior subraya cómo Trump regresará al poder más poderoso que nunca en su primer mandato, con la ventaja de menos restricciones. Su marcha hacia la victoria en los siete estados en disputa –ganó en Arizona, según una proyección de CNN del sábado– le ofrece legitimidad popular. Y su logro histórico de convertirse en el segundo presidente en ganar un mandato no consecutivo significa que ahora es una figura histórica, no una aberración.
Esta nueva realidad de Washington quedará en evidencia este miércoles cuando Trump regrese a la Casa Blanca para almorzar con el presidente Joe Biden, quien lo derrotó en 2020, pero cuyo poder disminuye cada hora a medida que Trump establece el suyo.
La determinación de Trump de proyectar una autoridad sin igual se manifiesta en múltiples frentes
Gabinete: La rápida decisión de Trump de nombrar a su copresidenta de campaña, Susie Wiles, como la primera mujer en la secretaría general de la Casa Blanca significa que quiere comenzar rápido.
Su rechazo a Pompeo y Haley es revelador. Pompeo, exdirector de la CIA y secretario de Estado, fue visto como leal a Trump en su primer mandato, pero recientemente el asesor de Trump, Roger Stone, lo calificó de habitante del “Estado profundo”. Haley, la exembajadora de Estados Unidos ante la ONU, reprendió a Trump durante su campaña electoral y él ignoró la oferta de ayuda de la exgobernadora de Carolina del Sur durante la campaña electoral. El mensaje es claro: para los nuevos puestos de la administración, solo los leales al MAGA deben postularse.
Stefanik, actualmente presidenta de la conferencia republicana en la Cámara de Representantes, comenzó en el Congreso como una republicana moderada del norte del estado de Nueva York, pero ha ascendido en las filas de liderazgo defendiendo fielmente a Trump.
Estableciendo su dominio sobre los republicanos de Washington: Trump ha estado la mayor parte del tiempo a puertas cerradas desde su mitin de la victoria la semana pasada. Pero sus publicaciones en las redes sociales están adquiriendo una importancia estruendosa. Este domingo, demostró que intentará dominar más de una rama del Gobierno al establecer condiciones para quien gane el puesto más alto en el liderazgo republicano del Senado.
“Cualquier senador republicano que busque el codiciado puesto de LIDERAZGO en el Senado de Estados Unidos debe aceptar los nombramientos en receso (¡en el Senado!), sin los cuales no podremos confirmar a las personas de manera oportuna”, escribió Trump en X.
Los presidentes anteriores intentaron utilizar los nombramientos durante el receso como un último recurso para conseguir que los candidatos al gabinete sean confirmados a pesar de la oposición. Trump podría intentar ampliar su uso para asegurar nombramientos temporales de varios años para candidatos que algunos senadores, incluidos los republicanos, consideren demasiado extravagantes o no calificados. Los demócratas, sin embargo, podrían obstruir resoluciones para entrar en receso.
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Tony Carrk, director ejecutivo de Accountable.US, un grupo de vigilancia no partidista, advirtió en una declaración que “el presidente electo Trump está tratando de desmantelar nuestros controles y equilibrios y consolidar el poder al exigir que los republicanos del Senado ignoren su deber constitucional e instalen a sus candidatos sin escrutinio público”.
Thune, el actual líder de la minoría, publicó en X que todas las opciones estaban sobre la mesa, incluidos los nombramientos durante el receso. Y Cornyn escribió en X que los republicanos permanecerían en sesión para tratar de superar cualquier intento demócrata de bloquear a los candidatos de Trump, y publicó: “Además, la Constitución confiere expresamente al presidente el poder de hacer nombramientos durante el receso”.
Retribución: Washington espera con inquietud ver si Trump cumple su promesa de usar su nuevo poder para perseguir a sus enemigos.
El presidente del Comité Judicial de la Cámara de Representantes, Jim Jordan, insistió este domingo en el programa “State of the Union” de CNN: “No creo que nada de eso vaya a suceder”. El republicano de Ohio le dijo a Dana Bash: “Somos el partido que está en contra del procesamiento político. Somos el partido que está en contra de perseguir a sus oponentes mediante la guerra legal”. Aun así, Jordan ya ha advertido oficialmente al fiscal especial Jack Smith, quien dirigió las investigaciones penales federales sobre Trump, que preserve los registros para dejar abierta la posibilidad de una investigación del Congreso.
¿Qué reformas radicales buscará Donald Trump en su segundo mandato?
La mejor apuesta política de Trump podría ser utilizar todo su capital en su agenda de los primeros 100 días, pero su mantra de toda la vida es vengarse de sus enemigos.
Musk en el corazón del Gobierno: un momento de la semana pasada mostró cómo el segundo mandato de Trump probablemente será incluso más heterodoxo que el primero.
Musk, pionero de Tesla y SpaceX, se unió a la llamada entre Trump y Zelensky al día siguiente de las elecciones, dijo a CNN una fuente con conocimiento de la situación.
Un presidente electo puede poner a quien quiera en una llamada, pero como Musk tiene contratos enormes con el Gobierno estadounidense, su mera presencia junto a Trump (por quien hizo campaña vigorosamente y promocionó en X, de su propiedad) representa un aparente conflicto de intereses masivo.
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El servicio de Internet Starlink de Musk también es fundamental para las tropas ucranianas que luchan contra la brutal invasión rusa. Dado que Trump prometió poner fin a la guerra y es cercano al presidente de Rusia Vladimir Putin, es difícil no interpretar la presencia de Musk como una posible influencia sobre Zelensky si se niega a cumplir con las futuras demandas de Trump.
En un sentido más amplio, la amistad entre Trump y Musk es una fascinante mirada al heterodoxo círculo íntimo que el presidente electo traerá a Washington. Su relación ofrece a Trump la confirmación de ser agasajado por el hombre más rico del mundo. Musk obtiene acceso privilegiado al que pronto será el hombre más poderoso del mundo. Y ambos son ejemplos de outsiders que han evitado las vías normales para obtener una gran influencia gracias a su enorme riqueza. Ahora ambos ejercen un gran poder que antes estaba reservado a las élites políticas tradicionales.
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Los líderes extranjeros se pelean: los presidentes y primeros ministros se están congraciando con el presidente electo con llamadas de felicitación y enfrentando el escrutinio en casa sobre cómo tratarán con él. Trump está prometiendo volver a la volátil política exterior que definió su primer mandato, y algo más. Ya hay temores de que ignore el principio central de la OTAN de autodefensa mutua o comprometa la seguridad de Taiwán al decir que Estados Unidos no acudirá en ayuda de la isla democrática en caso de que China la invadiera.
Por lo tanto, casi todas las suposiciones sobre el poder y la política estadounidenses que sustentaron el mundo posterior a la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría son hoy inciertas. El enigma que enfrentan los aliados de Estados Unidos fue planteado por el presidente de Francia Emmanuel Macron, quien se montó en la montaña rusa del primer mandato de Trump.
En un contexto de tensiones transatlánticas que se prevé que aumenten de nuevo, Macron señaló la semana pasada que Trump fue elegido para representar los intereses de los estadounidenses y se preguntó si Europa se ocuparía de sus propios intereses. “No tengo intención de dejar a Europa como un escenario habitado por herbívoros, para que vengan los carnívoros y nos devoren según sus propios intereses”, dijo Macron, en una traducción de sus comentarios en su cuenta oficial X.
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