(CNN) — Desde el momento en que se conocieron los resultados de las elecciones en Estados Unidos, los líderes climáticos sabían que Donald Trump sería un duro golpe para las conversaciones de la COP29 en Bakú. Lo que no previeron fue el trabajo de demolición que el propio líder de Azerbaiyán haría desde dentro.
En lo que debía ser una de las reuniones más urgentes del año destinada a frenar una crisis mundial que se está saliendo rápidamente de control, las conversaciones se han convertido en un circo de boicots, diatribas políticas y celebraciones de los combustibles fósiles. Su anfitrión, el presidente de Azerbaiyán Ilham Aliyev, ha sido su espectacular maestro de ceremonias.
En medio del caos, destacados líderes mundiales del clima publicaron este viernes una carta abierta en la que pedían una “revisión fundamental” de todo el proceso climático de la ONU. En un principio se publicó diciendo que las conversaciones anuales, conocidas como Conferencias de las Partes (COP), “ya no eran adecuadas para su propósito”, pero ese lenguaje se eliminó rápidamente.
Una portavoz de Sandrine Dixson-Declève, copresidenta del Club de Roma, entidad que publicó la carta, declaró a CNN que la edición se realizó porque la “crítica constructiva” de los autores había sido aprovechada por algunas partes para promover sus propios intereses en las conversaciones, aunque no nombró a nadie en particular.
Pero la edición no cambia la idea de que las conversaciones están, de hecho, perdiendo su sentido de credibilidad.
El actual es el tercer año consecutivo en el que las conversaciones sobre el clima se celebran en un petroestado, o economía que depende en gran medida del petróleo y el gas. Las dos anteriores se celebraron en los Emiratos Árabes Unidos y en Egipto, y las tres fueron criticadas por supuestos abusos de los derechos humanos en el periodo previo a sus eventos.
Entre las recomendaciones de la carta abierta se encuentra la de aplicar unos “criterios de elegibilidad estrictos para excluir de la presidencia de la COP a los países que no apoyen la eliminación/transición hacia el abandono de las energías fósiles”.
Cada vez más, las conferencias anuales han ido aceptando los intereses de los combustibles fósiles. Este año, más de 1.700 grupos de presión o actores de la industria de los combustibles fósiles se habían inscrito para asistir a las conversaciones, según un análisis realizado por una coalición de grupos llamada Kick Big Polluters Out.
Se trata de un problema enorme, afirmó Alex Scott, asociado principal en diplomacia climática del grupo de reflexión ECCO, con sede en Italia.
“(El presidente de Azerbaiyán) no parece un defensor del Acuerdo de París. Aún queda una semana para que esta presidencia demuestre que está cumpliendo ese papel”, declaró a CNN desde Bakú. El Acuerdo de París de 2015 une a la mayoría de los países del mundo en un objetivo común para limitar el calentamiento global.
“Pero también hay 1.700 grupos de presión de combustibles fósiles caminando por estos pasillos”, añadió, “y tampoco ellos son custodios de los objetivos del Acuerdo de París”.
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Aliyev acusa a Francia de “represión brutal”
El martes, Aliyev utilizó su discurso de apertura de las conversaciones para esquivar las críticas al historial de derechos humanos de Azerbaiyán y defendió sus riquezas en petróleo y gas como “un regalo de dios”, en un discurso en el que acusó explícitamente de “hipócritas” a las naciones occidentales, las ONG y los medios de comunicación mundiales.
El miércoles, volvió a utilizar su plataforma para lanzar una diatriba contra Francia y los Países Bajos. En un discurso dirigido a los estados insulares que se enfrentan a la amenaza existencial del aumento del nivel del mar, Aliyev acusó a ambas naciones de una “represión brutal” de las voces en lo que denominó sus “colonias”, en referencia a los territorios de ultramar. También culpó a Francia de los recientes disturbios mortales en la isla semiautónoma de Nueva Caledonia.
Las acusaciones de Aliyev se basaron en argumentos sobre el cambio climático, pero Bakú ha estado enfrentada tanto con Francia como con los Países Bajos por sus posturas en el conflicto territorial entre Azerbaiyán y Armenia.
La ministra de Ecología de Francia, Agnès Pannier-Runacher, iba a encabezar la delegación francesa pero canceló su viaje por los comentarios.
El responsable de Relaciones Exteriores de la Unión Europea, Joseph Borrell, intervino en X, calificando de “lamentables” las acusaciones de Aliyev.
“Estas declaraciones inaceptables corren el riesgo de socavar los objetivos climáticos vitales de la conferencia y la credibilidad de la presidencia azerbaiyana de la COP29”, escribió.
Líderes mundiales y delegados posan para una “foto del grupo familiar” en el segundo día de las conversaciones de la COP29. Aunque asistieron algunos jefes de Estado y de Gobierno, líderes como el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, no acudieron, como han hecho en los últimos años. Crédito: Sean Gallup/Getty Images
El caos geopolítico se produce mientras los líderes mundiales del clima se afanan por encontrar formas de blindar contra Trump los avances logrados hasta ahora, ya que el presidente electo ha prometido sacar de nuevo a Estados Unidos del Acuerdo de París.
La perspectiva de Trump ya está envalentonando a líderes de ideas afines a reconsiderar su propia acción climática. El miércoles, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina retiró a su delegación de la COP29 sin dar ninguna explicación. Más tarde, una fuente del gobierno del presidente Javier Milei declaró a CNN que Argentina estaba considerando retirarse del Acuerdo de París. Milei es un negacionista del clima que ha calificado el calentamiento global de “engaño socialista”.
Las conversaciones se producen poco después de lo que va a ser el año más caluroso jamás registrado, y mientras huracanes consecutivos mataban a más de 300 personas solo en Estados Unidos.
Algunos científicos se preguntan si aún es posible contener el aumento de la temperatura a 1,5 grados. Para tener alguna posibilidad de conseguirlo, la contaminación por carbono debe reducirse a la mitad esta década y el mundo debe llegar a cero emisiones netas a mediados de siglo.
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