(CNN) — ¿De verdad quiere Donald Trump que su compañero de fórmula, J. D. Vance, tenga la última palabra en los debates de este otoño? ¿O quiere Trump tener esa oportunidad para sí mismo?
Esa es una de las preguntas que ahora están sobre la mesa después de que la vicepresidenta Kamala Harris desafiara a Trump este sábado a un segundo debate organizado por CNN el próximo mes.
El único debate acordado restante de esta temporada de elecciones presidenciales es el enfrentamiento del 1 de octubre entre los candidatos a vicepresidente, Vance y Tim Walz.
La CBS está organizando el debate entre los vicepresidentes y permitiendo que otras cadenas transmitan simultáneamente el encuentro, tal como lo hizo CNN en junio y ABC a principios de este mes. Los contrastes entre Walz, de 60 años, y Vance, de 40, sin duda serán fascinantes.
Pero históricamente, el debate entre los vicepresidentes nunca ha sido el último de un ciclo electoral; los compañeros de fórmula suelen aparecer entre los debates entre los candidatos que encabezan la lista.
Por supuesto, el ciclo electoral de este año ha sido inusual por muchas razones, incluido el debate electoral general más temprano entre el presidente Joe Biden y Trump, y la tardía ascensión de Harris como candidata.
Pero seguro que parecería anticlimático tener a Walz y Vance a cargo del último debate del ciclo.
Varias cadenas de televisión han competido para realizar debates presidenciales adicionales este otoño. La campaña de Harris señaló que estaría interesada, pero solo después del debate entre los vicepresidentes.
CNN ofredció ser anfitrión de Harris y Trump el 23 de octubre en Atlanta, el lugar del enfrentamiento entre Biden y Trump en junio. (Trump dijo que ganó ese debate y Biden se retiró de la carrera tres semanas después, por lo que volver al estudio de Atlanta podría resultar tentador para él).
Este sábado por la tarde, Harris aceptó públicamente participar el 23 de octubre y alentó a Trump a unirse a ella.
La directora de la campaña de Harris, Jen O’Malley Dillon, dijo en un comunicado que “Trump no debería tener problemas en aceptar” ya que “es el mismo formato y configuración que el debate de CNN al que asistió y dijo que ganó en junio, cuando elogió a los moderadores, las reglas y los índices de audiencia de CNN”.
NBC, la mayor cadena de televisión que aún no celebró un debate este año, también mostró interés en acoger a Harris y Trump. Los asesores de Harris pueden haber calculado que Trump estaría más dispuesto a aceptar el evento de CNN.
Pero la campaña de Trump respondió rápidamente el sábado reiterando la declaración del republicano de que no habrá otro debate, señalando su publicación en las redes sociales de la semana pasada que decía: “¡NO HABRÁ TERCER DEBATE!”.
En un mitin este sábado por la tarde, Trump afirmó que el 23 de octubre es “demasiado tarde” porque “la votación ya comenzó”.
Pero, como observó en X el politólogo Larry Sabato, director del Centro de Política de la Universidad de Virginia, la gente que vota semanas antes son en su mayoría “votantes que probablemente eran inamovibles”. Un debate más cerca del día de las elecciones “podría influir en el pequeño porcentaje de indecisos y además motivar (o desmotivar) a muchos de ambos bandos”.
El último debate presidencial del ciclo electoral 2020 se celebró el 22 de octubre.
Aun así, a Trump le importan mucho los índices de audiencia de la televisión, por lo que hay que preguntarse si realmente dejará pasar la oportunidad de llegar a entre 60 y 80 millones de espectadores una vez más antes del día de las elecciones.
Los dos primeros debates presidenciales de este año fueron indiscutiblemente valiosos para las decenas de millones de votantes que los sintonizaron.
Los estadounidenses se beneficiarían de otro debate, dijo CNN en un comunicado este sábado, porque el público “escucharía más de estos candidatos mientras toman su decisión final”.
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