(CNN) — Donald Trump está tratando de aplastar la figura de la candidata demócrata, Kamala Harris, como fuerza del cambio y destruir su credibilidad personal como potencial presidenta mientras su todavía fresca competición se adentra en las últimas nueve semanas antes del día de las elecciones.
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En los últimos días, el expresidente dio a conocer a conocer un amplio ataque utilizando la política basada en el insulto con la que ganó el poder en 2016, incluso cuando sus asesores le han estado suplicando que centre su atención en las principales preocupaciones de los votantes, incluidos los altos precios y la inmigración.
Está aprovechando las tragedias en el extranjero para acusar a la vicepresidenta de ser responsable de la muerte de soldados estadounidenses en Afganistán y afirmar que es cómplice de los asesinatos de rehenes en Gaza. Él y su compañero de fórmula, J.D. Vance, insinuaron que su mestizaje –patrimonio que comparten millones de estadounidenses– es prueba de un siniestro carácter “camaleónico” que también explica los reveses políticos en materia de energía e inmigración. En un feo momento, amplificó una calumnia de temática sexual contra ella en las redes sociales. Sus oscuros anuncios de campaña alegan que recortará drásticamente las prestaciones de la Seguridad Social acogiendo a millones de inmigrantes indocumentados en el país.
Así va la actividad política de Harris y Trump a 64 días de las elecciones
Y en una repetición de las pasadas campañas del Partido Republicano tachando a los candidatos demócratas de progresistas extremos, Trump y sus partidarios están tratando de enmarcar a Harris como comunista y “bolchevique”. La gobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem, tachó al compañero de fórmula de Harris, Tim Walz, de “riesgo para la seguridad” por haber dado clases en China. Y Trump también ha empezado a insinuar que las próximas elecciones podrían no ser “libres y justas” y dijo en una entrevista emitida el domingo que era ridículo acusarle de “interferir” en las elecciones de 2020. Este y otros comentarios recientes agitaron el espectro de otra pesadilla nacional si pierde en noviembre y se niega a aceptar la derrota.
La desesperación de Trump por encontrar tracción también le ha llevado a realizar sus propios giros políticos en materia de derechos reproductivos, en su intento de reducir la enorme brecha de género en las encuestas. Pero es posible que su credibilidad ya se haya hecho añicos después de que construyera la mayoría conservadora de la Corte Suprema de Justicia que anuló el derecho constitucional al aborto en todo el país. Vance también parece tener un don para alienar a las votantes femeninas, como cuando comparó a Harris con una concursante de Miss Teen USA con los nervios de punta.
Trump no solo está siendo fiel a su yo indisciplinado. Está ilustrando su lucha por responder a la transformación de la carrera de Harris. Los intentos cada vez más descarados de pinchar la burbuja de esperanza de Harris también delatan la frustración en el bando de Trump porque ella está logrando distinguirse de su jefe y está presentando una opción más fresca que su rival republicano de 78 años. Y Trump está demostrando que no hay casi nada que no haga para ganar.
Trump intenta compensar sus propias carencias
Las invectivas de Trump suponen una de las retóricas políticas más duras de los últimos años, incluso para sus propios estándares, y significan que los próximos dos meses probablemente serán brutales.
La cuestión es si este aluvión de ataques negativos solo consigue avivar los sentimientos de ira existencial que Trump utiliza para llevar a su base a las urnas, o si empieza a empañar a Harris en los márgenes de los estados disputados.
El expresidente Donald Trump sale de la Sección 60 del Cementerio Nacional de Arlington el 26 de agosto de 2024. (Crédito: Kevin Carter/Getty Images/Archivo)
Puede tener cierto sentido que Trump lance todo lo que se le ocurra contra Harris. En dos elecciones presidenciales, el expresidente nunca ha superado el 49% de los votos en los llamados estados del muro azul de Pensilvania, Michigan y Wisconsin ni en el recuento popular nacional. Así que sus posibilidades en noviembre pueden depender más de destruir el actual factor de bienestar en torno a Harris y reducir sus perspectivas entre los pequeños grupos de votantes persuadibles en los estados indecisos que de mantener la esperanza de ganarse a nuevos votantes.
Pero el comportamiento de Trump conlleva sus propios riesgos. Las payasadas de la semana pasada, incluida una foto de campaña en el cementerio nacional de Arlington en la que sonreía y levantaba el pulgar, que podría haber infringido la ley, podrían reforzar las advertencias de Harris de que los estadounidenses suspiran por una oportunidad de dejar atrás la amargura y el caos de la era Trump.
Harris arremete contra Trump por incidente en el Cementerio Nacional de Arlington durante ceremonia por los muertos en bombardeo en Kabul en 2021
Aunque Harris ha vuelto a situar la contienda en un empate, su campaña reconoce que la amenaza de Trump sigue siendo potente. “No se equivoquen: los próximos 65 días serán muy duros”, escribió la jefa de campaña de Harris, Jennifer O’Malley Dillion, en una nota del fin de semana a pesar de argumentar que la vicepresidenta tiene múltiples caminos hacia la Casa Blanca. “Esta carrera seguirá siendo increíblemente reñida, y ganara los votantes que decidirán esta elección requerirán una extraordinaria cantidad de trabajo”.
Harris hizo campaña en Detroit y, junto con Biden, en Pittsburgh con motivo del Día del Trabajo este lunes, reflejando la importancia de los miembros de los sindicatos. Los obreros de cuello azul tradicionalmente votaban a los demócratas, pero la transformación cultural del GOP por parte de Trump ahora atrae a muchos trabajadores, especialmente en las zonas rurales. Y la aparición de Harris con Biden en la Ciudad del Acero fue un anticipo de cómo el presidente saliente podría ayudar a su campaña en un estado y entre un grupo demográfico de votantes donde sigue siendo popular.
El impulso en la campaña llega una semana antes del encuentro crítico entre Harris y Trump en el escenario de un debate programado para el 10 de septiembre en Filadelfia, uno de los últimos puntos de inflexión previsibles, junto con el voto por correo que comienza a finales de esta semana.
Así van las campañas de Harris y Trump 5:40
Los primeros esfuerzos de Trump por definir a Harris han fracasado
La feroz ofensiva política de Trump es una advertencia para Harris sobre lo que le puede esperar y subraya lo difícil que será prolongar el suave despliegue de su repentina candidatura, su elección de Walz y su exitosa convención. Pero la intensidad del expresidente es también una señal –que se refleja en las favorables encuestas públicas a nivel nacional y en los estados indecisos– de que sus primeros esfuerzos por definirla negativamente no han funcionado.
Harris es criticada por los republicanos por su falta de especificidad política y por dar marcha atrás en posiciones anteriores sobre el fracking y la inmigración. Pero su adopción de posiciones centristas también parece estar presionando a Trump y frustrando sus esfuerzos por lanzar un ataque político decisivo. Su decisión de hacer frente a los elevados precios de los comestibles con la promesa de tomar medidas drásticas contra los gigantes de los supermercados podría explicar por qué ha reducido la distancia con Trump en cuanto a quién es más fiable en materia económica.
ANÁLISIS | Harris y Trump compiten por el centro
La polémica sobre la visita de Trump al Cementerio Nacional de Arlington la semana pasada también demostró que las tácticas de mano dura del expresidente pueden ser perjudiciales tanto para él como para ella.
El homenaje de Trump a 13 miembros de las Fuerzas Armadas estadounidenses muertos en un atentado suicida en medio de la caótica evacuación estadounidense de Afganistán en 2021 pone de relieve uno de los peores momentos del Gobierno Biden-Harris. Y aunque la vicepresidenta se unió a las reuniones de la sala situacional sobre la crisis, aún no está claro si Trump puede cargarle a ella la responsabilidad personal de las muertes en la mente de los votantes, ya que Biden era comandante en jefe en ese momento.
La vicepresidenta Kamala Harris habla con Dana Bash de CNN el 29 de agosto de 2024 en Savannah, Georgia. (Crédito: Will Lanzoni/CNN)
Harris tomó medidas para contrarrestar la táctica afgana de Trump cuando escribió en las redes sociales que él había “faltado al respeto a tierra sagrada en aras de un truco político” al filmar videos de campaña en tumbas y que esto formaba parte de un patrón de menosprecio de los sacrificios de los guerreros estadounidenses. Trump respondió publicando videos en los que algunos de los familiares de los soldados caídos acusaban a Harris y Biden de complicidad en la muerte de sus seres queridos y de apoyar a Trump.
El desgarrador episodio demostró que Trump está dispuesto a cruzar líneas que los políticos más convencionales considerarían prohibidas. Mientras que algunos votantes podrían considerar que está honrando a los soldados muertos, otros podrían estar de acuerdo con Harris en que está aprovechando las muertes de estadounidenses en guerras extranjeras para obtener beneficios políticos.
En otras cuestiones, Harris se niega a dejarse arrastrar por peleas políticas con Trump que puedan empañar su imagen. Por ejemplo, Dana Bash, de CNN, en una entrevista exclusiva la semana le preguntó a la vicepresidenta sobre la afirmación de Trump de que ella “casualmente se volvió negra” por razones políticas. “La misma vieja estrategia. Siguiente pregunta, por favor”, dijo Harris.
Trump afirma que tenía “todo el derecho” a interferir en las elecciones presidenciales
La campaña de Harris, sin embargo, saltó sobre el argumento de que Trump no hizo nada malo en 2020. El expresidente dijo en una entrevista en Fox News que se emitió este domingo: “¿A quien se le ocurre que te acusen por interferir en una elección presidencial, cuando tienes todo el derecho de hacerlo?”.
La portavoz de Harris-Walz, Sarafina Chitika, plegó su comentario al argumento más amplio de la campaña de que es hora de relegar al pasado los instintos dictatoriales de Trump. “El pueblo estadounidense está listo para un nuevo camino a seguir. Saben que la vicepresidenta Harris es la fiscal dura como un clavo que necesitamos para pasar página al caos, el miedo y la división, y defender el Estado de derecho”, dijo Chitika.
El intercambio encapsuló las apuestas en el centro del amargo final de la campaña: Trump confía en hacer todo lo posible para derribar a Harris; la vicepresidenta apuesta por que sus intentos extremos convenzan a suficientes votantes de que no es apto para volver al Despacho Oval.
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