ANÁLISIS | McDonald’s se convirtió en un poderoso símbolo para los demócratas

(CNN) –– Si son elegidos este otoño, Kamala Harris y Doug Emhoff marcarán el comienzo de muchas “primeras veces” en la historia de Estados Unidos. Entre ellos: la primera pareja de la Casa Blanca que trabajó en McDonald’s.

Con esa línea en sus currículums, Harris y Emhoff comparten un vínculo con 1 de cada 8 estadounidenses que trabajaron en McDonald’s (el 13% del país), según la empresa.

Difundir esa historia compartida, como lo hicieron esta semana en la Convención Nacional Demócrata, se convirtió en una poderosa forma para que los demócratas pulan sus credenciales de clase trabajadora y, sin siquiera mencionar los nombres de sus rivales, buscan hacer que el expresidente Donald Trump y la fórmula republicana parezcan elitistas y desconectados de la realidad.

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En varios discursos y anuncios de campaña, los demócratas han querido recordar a los votantes que Harris, criada por una madre soltera en un barrio de clase media, tenía un trabajo de verano vendiendo papas fritas para ayudarla a pagar la universidad.

El expresidente Bill Clinton, cuyo legendario hábito en McDonald’s se convirtió en un tema memorable para “Saturday Night Live” en los años 90, bromeó en su discurso en la convención este miércoles por la noche y dijo que estará feliz de ver a Harris elegida porque “por fin, romperá mi récord como el presidente que ha pasado más tiempo en McDonald’s”.

La representante de Texas Jasmine Crockett fue más directa al distinguir los antecedentes de Harris de los de Trump, quien comenzó en el sector inmobiliario con lo que llamó un “pequeño” préstamo de un US$ 1 millón de su padre.

“Uno de los candidatos trabajaba en McDonald’s (…) El otro nació con una cuchara de plata en la boca y ayudó a su padre en el negocio familiar: la discriminación en la vivienda”, dijo Crockett en su discurso en la convención este martes.

También el martes Emhoff destacó sus propias raíces de clase trabajadora, cuando dijo en la convención que cuando estaba en la escuela secundaria “el dinero escaseaba, así que trabajé en McDonald’s”, donde fue nombrado empleado del mes. “Todavía tengo la foto enmarcada (…) y había un anillo, arcos dorados y todo”.

McDonald’s se negó a hacer comentarios sobre esta historia.

La retórica de McDonald’s es, por supuesto, una estrategia cuidadosamente calculada para hacer que Harris y Emhoff sean más cercanos a los votantes, muchos de los cuales recién están conociendo a la segunda pareja. El guiño a “McDonald’s” es una forma retórica de abreviar el hecho de haber trabajado en el servicio de comidas, un trabajo generalmente mal pagado y físicamente agotador que, no obstante, es un motivo de orgullo para quienes lo han hecho.

Y los demócratas esperan que los millones de votantes que trabajaron en el servicio de alimentos no puedan imaginar a Trump, el magnate inmobiliario y estrella de reality shows, sacando restos empapados del desagüe del fregadero o siendo gritado por clientes cuyo pedido no era el correcto.

Eso es exactamente lo que Tim Walz, el candidato demócrata a la vicepresidencia, mencionó en un discurso de campaña a principios de este mes.

“¿Pueden imaginarse a Donald Trump trabajando en un McDonald’s? No podría manejar esa máquina de McFlurry”, dijo Walz.

Trabajar en el sector de los restaurantes, como alistarse en el ejército y convertirse en profesor de una escuela pública (en el caso de Walz), encaja en una narrativa populista más amplia y protrabajadores que los demócratas han adoptado, en particular bajo el presidente Joe Biden, quien ha respaldado a los sindicatos y el año pasado se unió a un piquete durante la huelga de los trabajadores del sector automotor. Los demócratas parecen estar apostando por la fuerza de un movimiento obrero en crecimiento en Estados Unidos.

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Los cambios demográficos y económicos globales han llevado a los votantes blancos de clase trabajadora –que en el pasado eran la columna vertebral del apoyo a los demócratas– a formar un bloque de votantes para el Partido Republicano. Por eso, hace apenas unos años, habría sido difícil imaginar que una de las estrellas de la Convención Nacional Demócrata de 2024 sería el líder del sindicato United Auto Workers, vestido con una camiseta que decía “Trump es un esquirol” en el escenario. Y, sin embargo, aquí estamos.

Tal vez ningún otro demócrata importante adopte esa marca populista mejor que la representante de Nueva York Alexandria Ocasio-Cortez, quien hace apenas seis años trabajaba de camarera en Manhattan.

“Desde que fui elegida, los republicanos me han atacado diciendo que debería volver a trabajar como camarera”, dijo en la convención el lunes. “Pero déjenme decirles que estoy feliz de hacerlo, cualquier día de la semana, porque no hay nada malo en trabajar para ganarse la vida. Imaginen tener líderes en la Casa Blanca que entiendan eso”.

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