OPINIÓN | La separación de Tom Brady y Gisele Bündchen es una lección sobre los matrimonios de EE.UU.

Nota del editor:  Jill Filipovic es una periodista con sede en Nueva York y autora del libro “OK Boomer, Let’s Talk: How My Generation Got Left Behind”. Síguela en Twitter. Las opiniones presentadas en esta nota le pertenecen únicamente a su autora.

(CNN) — Seguramente ya habrás oído que el legendario mariscal de campo de la NFL Tom Brady y la supermodelo Gisele Bündchen se van a divorciar. La maquinaria de especulación de los medios de comunicación ya está en marcha, y todo el mundo quiere conocer la razón.

Las conjeturas son comprensibles (yo también quiero saber por qué una pareja famosa y hermosa se separa después de 13 años). Y dado el estatus de celebridad de la pareja, la intromisión en un momento doloroso y personal para ellos es de esperar, aunque también sea bastante maleducada y poco amable.

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Pero sospecho que la fascinación del público por el divorcio de los Brady-Bündchen se debe al hecho de que la ruptura de esta pareja nos revela algo de las celebridades: se trata de dos personas que no se parecen en nada a nosotros, pero que, sin embargo, parecen separarse por una dinámica de género familiar con la que nos podemos relacionar inminentemente.

Brady y Bündchen ocuparon un raro terreno de celebridad, en la medida en que ambos se encuentran entre las personas más reconocidas de Estados Unidos, pero también los vemos más de lo que los escuchamos. Es cierto que han aparecido ocasionalmente en los medios, pero su fama se remonta a lo que parece una época cada vez más pasada de la celebridad estadounidense: cuando la gente era famosa por su increíble talento (o, en el caso de Bündchen, por su increíble belleza y su sentido intuitivo para verse bien ante las cámaras).

En nuestra era saturada de realities, en la que algunas de las personas más famosas de Estados Unidos son adolescentes de TikTok y autodenominadas “amas de casa”, y en la que el esquema dominante para hacerse famoso parece ser el de sobreexponerse radicalmente en las redes sociales, Brady y Bündchen tienen un perfil mucho más digno.

Francamente, no sabemos mucho sobre su vida cotidiana (tuve que buscar en Google cuántos hijos tienen), y lo que sabemos: su dieta sin verduras solanáceas, el periódico falso de Brady, su horario de dormir, son el tipo de detalles de “celebridades: no son como nosotros” que los vuelven fascinantes y están a medio camino entre la aspiración y la locura.

La aparente reputación de Brady como conservador político y su anterior amistad con el expresidente Donald Trump amenazaban con rebajarlo a la categoría de simple mortal, al menos entre sus fans más liberales, hasta que eludió las propuestas de Trump para obtener apoyo público. Se evitó el escándalo, y el matrimonio Brady-Bündchen mantuvo su aura de perfección.

Pero su divorcio podría hacerlos más terrenales en la mente del público. El consenso general entre los especuladores parece ser que los problemas surgieron cuando Brady anunció que se retiraba, pero luego no lo hizo realmente. Los comentarios públicos de Bündchen indican una preocupación por la salud de Brady al practicar un deporte peligroso y un deseo, tras años de sacrificio para que pudiera prosperar profesionalmente, de que pase más tiempo con su familia.

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Para muchas parejas heterosexuales, esta dinámica es familiar y frustrante. La mujer que da un paso atrás para cuidar de los hijos y asegurarse de que su marido tiene éxito, y el marido que no parece apreciar ese sacrificio y sigue presionando profesionalmente mucho más allá de lo necesario, a expensas de su familia.

Durante gran parte del matrimonio Brady-Bündchen, ambos han estado en la cima de sus respetados campos: Bündchen es una de las supermodelos más famosas del planeta, y Brady puede ser el mejor mariscal de campo de todos los tiempos. Pero mientras que Bündchen modificó visiblemente su vida profesional cuando tuvo hijos, Brady no lo hizo.

“Me aparté deliberadamente del modelaje en 2015, ya que quería centrarme más en mi familia y en mis proyectos personales”, escribió Bündchen en sus memorias, “Lessons: My Path to a Meaningful Life”.

Desde luego, no dejó de trabajar. Pero sí se retiró de las pasarelas y se centró más en las sesiones de fotos. Se trasladó a Boston, que no es precisamente un centro de la moda, para la carrera de Brady, y luego de nuevo a Florida. Y parece que mientras ella era paciente y esperaba que él se retirara en un punto razonable de su carrera, también estaba preocupada por el costo que el fútbol americano estaba causando en su cuerpo. “Obviamente, tengo mis preocupaciones: este es un deporte muy violento, y tengo a mis hijos y me gustaría que él estuviera más presente”, dijo a la revista Elle en septiembre. “Definitivamente he tenido esas conversaciones con él una y otra vez”.

Brady también ha comentado que su mujer ha asumido la mayor parte de la gestión de sus vidas para que él pueda practicar el deporte que ama, pero eso no parece haber cambiado sus decisiones profesionales. “Creo que mi esposa, ya sabes, ha mantenido la casa durante mucho tiempo”, dijo Brady en su podcast el año pasado. “Y creo que hay cosas que ella quiere lograr. Ya sabes, ella no ha trabajado tanto en los últimos 10, 12 años, simplemente criando a nuestra familia y como comprometiéndose a estar en una vida en Boston y luego mudándose a Florida. Pero eso es un problema, y es un tema muy difícil de conciliar sin decir, ‘Hey, es hora de retirarse’. Y creo que hay, ya sabes, estamos llegando al final aquí también, así que no quiero perderme ninguna de las cosas de los niños”.

Pero Brady, a diferencia de su mujer, ha continuado a toda máquina. “No he tenido una Navidad en 23 años y no he tenido un Día de Acción de Gracias en 23 años”, dijo en un reciente episodio de su podcast. “No he celebrado los cumpleaños de las personas que me importan y que nacen desde agosto hasta finales de enero. Y no puedo estar en los funerales ni en las bodas”. El año pasado, Brady dijo que cree que es capaz de jugar hasta los 50 años, momento en el que sus hijos mayores (también tiene un hijo de 15 años con la actriz Bridget Moynahan) ya no serán niños.

En su entrevista con Elle, Bündchen plasmó un sentimiento que, imagino, resulta familiar para muchas mujeres heterosexuales casadas que han pasado sus 30 y 40 años manteniendo el frente del hogar y apoyando las carreras de sus maridos, solo para ver cómo sus hijos se independizan y se preguntan, ¿qué sigue? “He hecho mi parte, que es [estar] ahí para [Tom]”, dijo Bündchen a Elle. “Me mudé a Boston y me centré en crear un capullo y un entorno de amor para que mis hijos crecieran y estar ahí apoyándolo a él y a sus sueños. Ver a mis hijos triunfar y convertirse en los bellos seres humanos que son, verlo a él triunfar y realizarse en su carrera, me hace feliz. En este momento de mi vida, siento que he hecho un buen trabajo en eso”.

Pero, añadió: “Tengo una lista enorme de cosas que tengo que hacer, que quiero hacer”.

Cuando las mujeres experimentan este cambio de etapa vital y surgen las cuestiones relacionadas con el propósito, puede ser una gran transición para una familia, y necesitan que sus maridos den un paso adelante para sus aspiraciones, de la misma manera que las mujeres suelen dar un paso adelante para que los hombres puedan conseguir lo que quieren en la vida. Sin embargo, con demasiada frecuencia este “dar y tomar” es solo un “tomar”.

No sabemos lo que ha ocurrido a puerta cerrada en el hogar de los Brady-Bündchen. Y es poco probable que este divorcio se haya materializado de la noche a la mañana. Más bien, como la mayoría de las rupturas matrimoniales, es probable que sea el resultado de años de pequeños desajustes, desacuerdos y resentimientos que acabaron por convertirse en un bulto de plomo de infelicidad que pesó más que todo lo demás.

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Pero parte de la fascinación humana por las celebridades es la posibilidad de proyección y aspiración. Los famosos acaban siendo avatares de nuestros propios deseos, celos, ambiciones e inseguridades. En realidad, no sabemos por qué se separan Bündchen y Brady, y probablemente nunca lo sabremos; es posible que cada uno de ellos diagnostique diferentes razones para el fin de su matrimonio. Así que lo que sacamos de sus declaraciones públicas, y las narrativas a las que nos aferramos, nos dicen un poco sobre su matrimonio, y mucho sobre el asunto aún inacabado de la igualdad en los matrimonios estadounidenses.

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