Relaciones Rusia-Venezuela: una historia marcada por el aislamiento, la compra de armas y el antioccidentalismo

Nicolás Maduro viajó a Moscú para participar en los festejos del Día de la Victoria, que conmemoran cada año la victoria soviética sobre el nazismo en la Segunda Guerra Mundial, y en ese contexto, el presidente de Venezuela mantuvo una reunión bilateral con Vladimir Putin.

“Verdaderamente, el Ejército Rojo con su gran victoria, el pueblo ruso y el pueblo soviético con sus héroes políticos y militares, con un sacrificio de 27 millones de seres humanos, salvaron a Europa y salvaron a la humanidad”, dijo Maduro al comienzo de la reunión en la Sala Verde del Palacio del Kremlin, según EFE.

El asesor presidencial ruso, Yuri Ushakov, había anticipado que la reunión sería en “formatos amplio y reducido” y agregó que el país latinoamericano es un socio fiable de Rusia en la región y en el mundo en general, de acuerdo con la misma fuente.

Putin se mostró “muy agradecido” de que el mandatario venezolano haya encontrado tiempo para viajar a Moscú “en un día tan especial” para Rusia.

“Siempre recordamos a nuestro amigo, Hugo Chávez. Fue un líder brillante no sólo para nuestro país, sino para toda América Latina. Él fue, sin lugar a dudas, nuestro amigo. Usted continúa su obra y le deseamos todo lo mejor. ¡Bienvenido a Rusia!”, dijo Putin.

Pero más que un proyecto común, el vínculo puede verse como más cuestión de estrategia. “La relación bilateral es un reflejo de la voluntad antioccidental de la política exterior de ambos países, y en el caso puntual de Rusia es un intento de combatir su propio aislamiento internacional fortaleciendo lazos con países que van quedando como ‘parias’, explicó a CNN Juan Negri, especialista en Relaciones Internacionales. “Pareciera que refleja menos un proyecto en común que la necesidad de combatir el aislamiento”.

Negri agregó que Rusia tiene un interés concreto en fortalecer a un país como Venezuela en el llamado patio trasero de EE.UU. “Es una forma de jugar y de ‘molestar’ en términos geopolíticos”.

El viaje de Maduro coincidió también con el aniversario número 80 de la relación bilateral entre ambos países, lo que el venezolano definió como “un buen momento” para dar un impulso a la cooperación bilateral con el fin de convertirla en una “relación integral”.

En efecto, las partes aprovecharon para firmar un acuerdo bilateral de “asociación estratégica y cooperación”, cuyo documento abarca “prácticamente todos los temas clave de la agenda de las relaciones bilaterales”, según anticipó Ushakov y, de acuerdo con Venezolana de Televisión, tendrá un plazo efectivo de diez años.

El portavoz Dmitry Peskov anticipó a periodistas que sería un “documento marco de peso, sustancial y muy importante”, aunque no dio más detalles. CNN se puso en contacto con el Gobierno de Venezuela para conocer los aspectos puntuales del acuerdo, pero hasta el momento no ha obtenido respuestas.

Tras la firma, Rusia y Venezuela dijeron que promoverían iniciativas conjuntas dentro de la OPEP+, en el Foro de Países Exportadores de Gas y otras organizaciones del sector energético. “Las partes promoverán el desarrollo equilibrado y estable a largo plazo de los mercados energéticos mundiales sin recurrir a instrumentos de competencia desleal”, dice el acuerdo, según Reuters.

También se acordó la cooperación en la exploración y desarrollo de nuevos yacimientos de petróleo y gas en sus empresas conjuntas, así como la ampliación las operaciones de comercio de petróleo, según la misma fuente.

El documento prevé incluso una cooperación más estrecha entre Rusia y Venezuela en las Naciones Unidas y otras organizaciones y en el ámbito del control de armas, junto con la oposición conjunta a la imposición de sanciones unilaterales.

Este miércoles, aunque consideró que el potencial es mucho más grande, Putin había destado que el volumen comercial (US$ 200 millones) entre ambos países aumentó un 64 % en 2024 y destacó las “buenas perspectivas” en muchos terrenos, como la energía, el transporte, la logística, la sanidad y la industria farmacéutica, posiblemente adelantando algunos de los campos abarcados por el acuerdo.

Al momento de anunciarlo, en marzo pasado, Putin había expresado: “Rusia y Venezuela tienen unas posiciones afines en diferentes ámbitos de la agenda internacional. Juntos aspiramos a un mundo más justo, un orden mundial más justo y proponemos los principios de soberanía de los Estados, de cooperación, sin injerencia externa en los asuntos internos”.

El anterior encuentro entre Putin y Maduro tuvo lugar en octubre de 2024 en la ciudad rusa de Kazán, en los márgenes de una cumbre del Grupo BRICS al que Venezuela quería adherirse como miembro de pleno derecho, sin que su solicitud recibiera el visto bueno de Brasil.

Antes de eso, Rusia fue de los primeros países en reconocer la victoria de Maduro en las elecciones del 28 de julio en Venezuela, aun cuando la oposición mostraba otros números y publicaba las presuntas actas con los resultados desglosados, que el Consejo Nacional Electoral nunca mostró.

“Estoy seguro de que sus actividades al frente del Estado seguirán contribuyendo a su desarrollo progresivo en todas las direcciones”, dijo Putin entonces.

Aunque las relaciones diplomáticas entre Rusia y Venezuela cumplen 80 años, la última etapa estuvo marcada por la llegada casi simultánea de Hugo Chávez y Vladimir Putin al poder, a finales de los años noventa y principios de los 2000.

“La relación se fortalece producto de la búsqueda de alianzas ‘no occidentales’, alianzas alternativas. El chavismo quería era mostrar cierta autonomía ante el hegemón regional y mundial que era Estados Unidos. Es una idea muy conocida en la política internacional que se vio traducida en algún momento en los no alineados, en otro en el llamado tercer mundo, y demás”, detalló Negri a CNN.

El vínculo se reforzó en el plano militar, cuando Venezuela comenzó a comprar armamento a Rusia luego de que en 2006 Estados Unidos, su usual proveedor, frenara sus exportaciones de armas al país, al que acusaba de no cooperar en la lucha contra el terrorismo promovida por Washington. Especialmente entre 2007 y 2013, las compras de armas de Venezuela a Rusia se multiplicaron.

Venezuela opera actualmente una gran cantidad de equipo militar ruso, que coexiste con material de origen estadounidense y europeo comprado en anteriores gobiernos. De acuerdo con el balance militar 2024 del International Institute for Strategic Studies (IISS), entre los sistemas operados figuran los tanques T-72B1 y los transportes blindados de tropas BMP-3 y BTR-80a; los lanzacohetes BM-21 Grad y 9A52 Smerch; los helicópteros de ataque Mi-35M2 Hind; y los cazabombarderos Su-30MKV.

Luego crecieron los acuerdos de cooperación y los numerosos encuentros entre sus líderes. Chávez visitó Moscú por primera vez en 2001, y siguió viajando regularmente durante su presidencia. Así también lo hizo luego Maduro, que además en 2019 mudó la oficina europea de PDVSA de Lisboa a Moscú (mientras crecía la colaboración con la petrolera estatal rusa Rosneft).

Por otro lado, en septiembre 2008 una flota de la marina de Rusia visitó Venezuela y realizó ejercicios navales en el Caribe, estratégicamente cerca de Estados Unidos, por primera vez desde la Guerra Fría.

Fue la primera de muchas visitas de la Armada Rusa a lo largo de casi dos décadas: precisamente este 6 de agosto el buque escuela Smolny arribó al puerto de La Guaira, en Venezuela, tras pasar por Cuba, según la agencia estatal TASS. Un mes antes, fue el turno de la fragata Gorshkov.

Los intercambios de apoyo diplomático han sido, también, recurrentes en estos años: en febrero de 2019 Rusia –junto a China– vetó una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que declaraba a las elecciones presidenciales de 2018 como injustas y pedía la realización de nuevos comicios.

Mientras que en marzo de 2022 Maduro, poco después de la invasión rusa de Ucrania, mostró su “apoyo a las acciones decisivas de Rusia” y al mismo tiempo “condenó la actividad desestabilizadora de Estados Unidos y la OTAN”.

Precisamente, la guerra en Ucrania, que ha llevado a Estados Unidos y Europa a establecer nuevas sanciones contra Moscú y ha generado un enorme costo económico para el Estado ruso, además de un profundo aislamiento internacional.

“El chavismo lo planteó desde siempre de forma muy explícita: estoy cerca de este país que es la alternativa al imperialismo estadounidense. En ese paquete de países está Rusia, pero también están Irán y China. Después, conforme Venezuela pasa de ser una democracia con muchos problemas a ser un régimen autoritario, esas alianzas son cada vez más relevantes debido al mayor aislamiento internacional”, explicó Negri.

Y la situación de aislamiento es compartida también por Moscú, sobre todo después de la invasión a Ucrania, por lo que —explica el experto— “hay entre ellos una dinámica de dependencia mutua”.

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