¿Qué significa la expresión “Habemus Papam” y cuál es su historia?

Cada vez que un nuevo papa es elegido, una fórmula en latín resuena desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, y marca un momento histórico para la Iglesia católica y el mundo: Habemus Papam.

La frase se traduce como “tenemos papa”. Es la oración con la que el estadounidense James Harvey, el cardenal diácono de mayor rango, acompañado por dos sacerdotes, comunicará oficialmente al pueblo católico y a los medios que el cónclave ha concluido con éxito y que un nuevo pontífice ha sido elegido.

La fórmula completa que se suele pronunciar, traducida del latín es: “Les anuncio con gran alegría: ¡tenemos papa! El eminentísimo y reverendísimo señor, el señor (nombre y apellido del cardenal), cardenal de la Santa Iglesia Romana, que ha tomado el nombre de (nombre papal elegido).”

El anuncio se realiza desde la loggia central de la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, ante miles de fieles y cámaras de todo el mundo. Es el momento culminante de un proceso que ocurre tras la muerte o abdicación de un papa, y que se desarrolla a puertas cerradas durante el cónclave, en la Capilla Sixtina.

La señal previa al anuncio es la famosa “fumata blanca”. Durante los días en los que el cónclave está en curso y no se ha elegido a ningún papa, cuatro veces al día sale humo negro de la chimenea instalada en el techo de la Capilla Sixtina. Sin embargo, cuando sale humo blanco, indica que los cardenales han alcanzado un consenso y que el mundo ya tiene un nuevo papa católico.

En 2013, cuando Francisco fue elegido, su nombre de pila, “Jorge Mario”, se pronunció en latín como “Giorgio Marium”.

El apellido del hombre que se convertirá en pontífice se pronunciará tal como está escrito en su lengua materna. El apellido de Francisco era “Bergoglio” y se pronunció en 2013 como “Bergoglio”.

La fórmula Annuntio vobis gaudium magnum: Habemus Papam no se encuentra en su forma actual en los primeros siglos del cristianismo. En efecto, durante los primeros tiempos de la Iglesia, las elecciones de los obispos de Roma eran procesos mucho más locales, sin una proclamación pública estandarizada como la actual.

En cambio, se tienen registros de la frase desde la Edad Media, aunque su origen exacto no está del todo documentado. El especialista en religión José Maria Poirier le dijo a CNN que “la frase se emplea desde el Medioevo, después del cisma de Occidente, con el papa Martín V, uno de los pontífices romanos de la familia Colonna”.

La elección de un papa era —y sigue siendo— un momento de relevancia no solo espiritual, sino también institucional. Por ello, el anuncio debía hacerse con una fórmula que reflejara la magnitud del acontecimiento. Con el tiempo, esta proclamación en latín se convirtió en tradición, preservando su uso ceremonial incluso hasta hoy, cuando el mensaje llega al mundo a través de transmisiones en vivo y redes sociales.

Aunque la fórmula Habemus Papam ha permanecido relativamente constante a lo largo de los siglos, ha experimentado algunas variaciones. Por ejemplo, en la elección de Benedicto XVI en 2005, el cardenal Jorge Medina Estévez precedió la fórmula con un recurso nunca utilizado y pronunció saludos en varios idiomas, como español, francés, alemán e inglés. En 2013, cuando anunciaron a Jorge Mario Bergoglio como el papa Francisco, eso no ocurrió.

Esta expresión concentra siglos de historia, tradición y significado teológico, y representa la continuidad de una institución milenaria que, aunque se ha licuado su poder político, conserva la capacidad de influir religiosamente sobre millones de fieles en el mundo.

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