La inflación se desaceleró fuertemente en marzo, según mostraron nuevos datos este jueves, lo que subraya la continua fortaleza y resistencia de la economía antes de las agresivas medidas comerciales del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
En cualquier otro momento, estas noticias avivarían el optimismo de que el coste de la vida de los estadounidenses ya no está subiendo.
Sin embargo, la última lectura del Índice de Precios al Consumidor (IPC) —que mostró una desaceleración de la inflación hasta una tasa anual del 2,4 % en marzo— llega en momentos en que países, empresas, mercados y consumidores lidian con la escalada arancelaria más severa de Estados Unidos en más de un siglo.
Los economistas han advertido que el informe del IPC de este jueves podría muy bien marcar el punto más bajo de la inflación este año, a medida que los aranceles masivos y arrolladores de Trump trastornan el orden mundial y encarecen notablemente las importaciones y, probablemente, los productos finales para los consumidores.
En marzo, los precios cayeron un 0,1 % respecto al mes anterior, un ritmo de crecimiento más lento que el aumento del 0,2 % registrado en febrero, según los datos de la Oficina de Estadísticas Laborales publicados este jueves.
Es la primera vez que los precios caen mensualmente desde mayo de 2020.
Los economistas esperaban que la caída de los precios de la energía hiciera bajar la tasa general del IPC al 0,1 % mensual y al 2,6 % anual, según FactSet.
El índice general del IPC se vio impulsado a la baja por los precios de la energía, que cayeron en parte debido a los ajustes estacionales (los precios suelen subir en marzo, pero en cambio se moderaron debido a la preocupación por el crecimiento y la recesión).
En el supermercado, los precios de los alimentos se dispararon, aumentando un 0,5% respecto a febrero, cuando se mantuvieron estables.
Los precios del huevo siguieron subiendo para los consumidores, mientras el sector se recupera de un brote mortal de gripe aviar. El índice de huevos del IPC subió un 5,9% desde febrero y un 60,4% anual.
Aunque el Departamento de Agricultura de EE.UU. ha indicado en publicaciones recientes que los precios al por mayor están empezando a bajar a medida que la gripe aviar se va controlando, esos descensos no fueron visibles a nivel minorista el mes pasado.
Los precios de la energía y los alimentos pueden ser bastante volátiles, pero el informe de este jueves mostró que la inflación subyacente se desaceleró mucho más de lo que esperaban los economistas.
El IPC subyacente, que excluye los alimentos y la energía, subió solo un 0,1% en el mes, lo que arroja una tasa del 2,8% para los 12 meses finalizados en marzo y supone una fuerte desaceleración respecto al 3,1% de febrero. El IPC subyacente se sitúa en su tasa más baja en casi cuatro años.
“El descenso de la inflación subyacente en marzo será sin duda bien recibido por la Reserva Federal, sobre todo porque fue evidente tanto en los componentes básicos de bienes como en los de servicios”, declaró en un comunicado Brian Coulton, economista jefe de Fitch Ratings. “Pero sabemos que las empresas habían estado absorbiendo enormes cantidades de importaciones en enero y febrero antes de la subida de aranceles, por lo que el impacto del aumento de los aranceles en los precios de los bienes de consumo aún no se ha reflejado”.
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