La operación militar en Siria contra los restos del antiguo régimen de Assad ha llegado a su fin, tras desatar algunos de los peores episodios de violencia vividos en el país en años.
Cientos de personas han muerto en la represión y los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los partidarios del expresidente Bashar al Assad desde el jueves.
Lo que comenzó como enfrentamientos entre grupos armados leales a Assad y fuerzas leales al nuevo régimen sirio se convirtió rápidamente en matanzas comunales, y un observatorio de la guerra afirmó que al menos 779 personas habían muerto.
Las declaraciones de testigos presenciales y videos verificados por CNN mostraban a leales al gobierno llevando a cabo ejecuciones sobre el terreno, y algunos hablaban de “purificar” el país.
Esto es lo que sabemos sobre el la violencia letal en el país.
La violencia estalló en el corazón del antiguo gobernante Assad, de donde el líder alauita sacaba la mayor parte de su apoyo.
Los alauitas son una secta musulmana chií minoritaria que vive predominantemente en la Siria de mayoría suní. La familia Assad, miembro de esta secta, gobernó Siria durante más de medio siglo, hasta que Bashar fue derrocado en diciembre por militantes islamistas suníes que pretendían remodelar el orden político y sectario del país.
Durante el gobierno de Assad, la secta alauita estuvo cada vez más vinculada, a ojos de sus opositores, a las atrocidades cometidas por su régimen durante la guerra civil siria.
Sin embargo, los acontecimientos de los últimos días han puesto de manifiesto la fragilidad de la nueva Siria. El jueves, la agencia de noticias estatal siria SANA informó de enfrentamientos mortales entre las fuerzas gubernamentales sirias y grupos proAssad en la provincia costera de Latakia.
SANA informó que “remanentes de las milicias de Assad” atacaron puestos de control y patrullas gubernamentales, matando e hiriendo a muchas personas.
Durante el fin de semana, la operación contra los leales a Assad se convirtió en una espiral de matanzas comunales. Hombres armados vinculados al nuevo régimen llevaron a cabo ejecuciones sobre el terreno y hablaron de purificar el país, según testigos presenciales y videos verificados por CNN.
La Red Siria para los Derechos Humanos (SNHR, por sus siglas en inglés), con sede en Reino Unido, afirmó el lunes que, entre los 779 muertos, “grupos armados no estatales” leales a Assad fueron responsables de la muerte de 383 personas, entre ellas 172 miembros de las fuerzas de seguridad del Estado y 211 civiles. Las fuerzas gubernamentales y los grupos afiliados fueron responsables de la muerte de al menos 396 personas, entre ellas “civiles y combatientes desarmados”, según el SNHR.
Sharaa ha culpado de la violencia a los remanentes de las fuerzas de Assad, afirmando que intentaban incitar a una lucha sectaria.
El domingo afirmó que su gobierno responsabilizaría a cualquiera que estuviera implicado en la muerte de civiles durante los intensos combates. Sharaa había descrito previamente la violencia como “desafíos esperados”.
El gobierno interino de Siria se comprometió a formar una comisión independiente para “investigar y esclarecer los hechos” y presentar un informe a la presidencia en un plazo de 30 días.
La comisión “descubrirá las razones, circunstancias y condiciones que condujeron a estos sucesos”, según un comunicado de la presidencia interina siria, que añade “investigará las violaciones cometidas contra civiles e identificará a los responsables”.
También “investigará los ataques contra las instituciones públicas, las fuerzas de seguridad y el ejército, y determinará las responsabilidades”. Los culpables serán remitidos al poder judicial, añadió.
En una entrevista con Reuters el lunes, Sharaa dijo que “Siria es un Estado de derecho”.
“La ley seguirá su curso sobre todos”, dijo a Reuters desde Damasco.
Sharaa culpó del estallido de violencia a una antigua unidad militar leal al hermano de Assad y a una potencia extranjera no especificada, según la agencia. El presidente también dijo que, en respuesta, “muchas partes entraron en la costa siria y se produjeron muchas violaciones”, según informes de Reuters.
“Se convirtió en una oportunidad para la venganza”, añadió Sharaa.
Las matanzas en Siria amenazan con socavar los esfuerzos de Sharaa por poner fin al aislamiento del país y reconstruir los lazos diplomáticos que podrían aliviar las fuertes sanciones impuestas desde el gobierno de Assad.
El ex yihadista convertido en presidente ha declarado en repetidas ocasiones a los medios de comunicación occidentales que imagina una Siria integradora y ha prometido impedir los asesinatos por venganza y la violencia sectaria.
Varios países han condenado la violencia en los términos más enérgicos.
Estados Unidos denunció el domingo lo que dijo eran “terroristas islamistas radicales, incluidos yihadistas extranjeros, que asesinaron a personas en el oeste de Siria en los últimos días”.
El secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, afirmó que su país está con las minorías religiosas y étnicas de Siria, y que “las autoridades provisionales deben exigir responsabilidades a los autores de estas masacres”.
La Unión Europea, que el mes pasado eliminó algunas restricciones sobre Siria para “apoyar una transición política inclusiva”, también condenó la reciente violencia, afirmando que “los civiles tienen que ser protegidos en todas las circunstancias respetando plenamente el derecho internacional humanitario”.
El bloque también pidió “a todos los actores externos que respeten plenamente la soberanía, la unidad y la integridad territorial de Siria”.
Tras la guerra civil de Siria hace más de una década, los actores regionales y las potencias mundiales, incluidos Arabia Saudita, Irán, Estados Unidos, Rusia y Turquía, compitieron por la influencia, escalando el conflicto en lo que algunos observadores describieron como una “guerra de poder”. ISIS también pudo afianzarse en el país antes de sufrir golpes significativos.
Siria ha acogido a numerosos combatientes extranjeros a lo largo de los años. No está claro cuántos quedan.
Varios videos aparecieron en las redes sociales mostrando convoyes de personas armadas en vehículos en el período previo a la violencia, con algunos hablando en dialectos árabes extranjeros.
Al estallar los últimos actos de violencia, varias potencias extranjeras también se echaron la culpa.
Turquía, que obtuvo importantes logros en Siria tras el derrocamiento de Assad, había advertido previamente a Irán contra los intentos de desestabilizar Siria en comentarios que más tarde provocaron que Teherán convocara al embajador de Turquía, informó Reuters, citando a la televisión estatal.
En una conferencia de prensa celebrada el domingo en Ammán, el ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, Hakan Fidan, dijo que se ha producido un “esfuerzo para desbaratar la política de semanas de duración del gobierno sirio de no reaccionar a las provocaciones”, según la agencia de noticias estatal Anadolu.
“Por supuesto, estamos comprometidos a apoyar plenamente al recién formado gobierno sirio y a respaldar todos sus esfuerzos para estabilizar el país”, declaró.
Es poco probable que desaparezcan los efectos del reciente derramamiento de sangre, sobre todo porque los desencadenantes de esta violencia están profundamente arraigados en el pasado de Siria, según los expertos.
Según los analistas, si el gobierno no aborda cuestiones fundamentales como la inclusión, la participación política y la desigualdad de las condiciones de vida en todo el país, Siria no podrá recuperarse de la actual lucha sectaria.
“Siria ha pasado por más de 13 años de un conflicto horrible y debilitante que ha creado el tipo de fisuras sociales, ira, furia y sed de venganza entre muchos que, siendo realistas, no van a desaparecer en mucho tiempo”, dijo a CNN Charles Lister, investigador principal y jefe de la Iniciativa Siria en el Instituto de Medio Oriente en Washington, añadiendo que también es poco probable que la insurgencia proAssad desaparezca por completo.
El futuro de Siria en relación con los países occidentales también puede depender de la capacidad del nuevo gobierno para abordar los recientes acontecimientos y garantizar la rendición de cuentas, afirmaron otros expertos.
En su entrevista con Reuters, Sharaa reconoció que la violencia de los últimos días “afectará” a su intento de unir a Siria, pero prometió “rectificar la situación tanto como podamos”.
Haid Haid, columnista sirio y miembro consultor del programa para Medio Oriente y el Norte de África del grupo de reflexión Chatham House de Londres, afirmó que muchos de los próximos pasos de Siria dependerán de si Sharaa hace rendir cuentas a todos los implicados en la violencia.
“Abordar las causas profundas del problema, al menos algunas de ellas, será crucial”, afirmó Haid, lo que incluye asegurarse de que la comunidad alauita no se sienta marginada.
Algunos residentes alauitas que huyeron de las zonas costeras de Siria en medio de los enfrentamientos dijeron el lunes a CNN que tienen demasiado miedo para regresar a sus hogares a pesar del anuncio del gobierno de que la operación militar ha terminado.
Aún está por ver cómo perciben los países occidentales el periodo de transición en Siria tras la violencia. Lister afirmó que, si bien los recientes acontecimientos pueden exacerbar el escepticismo de Estados Unidos sobre el nuevo gobierno en Siria, los países europeos están deseosos de que el gobierno provisional estabilice el país.
“De los europeos estamos oyendo un lenguaje muy diferente, obviamente críticas y preocupación por las matanzas de civiles, pero también redoblando la idea de que el gobierno interino necesita estabilizarse”, afirmó.
Los actores regionales también han mostrado su apoyo al levantamiento de las sanciones a pesar de la violencia. El domingo, Turquía, Jordania, Iraq y el Líbano celebraron una reunión con responsables sirios en Ammán, en la que pidieron el levantamiento de las sanciones a Siria “con el fin de mejorar sus capacidades para reconstruir Siria y satisfacer las necesidades del pueblo sirio”, según un comunicado conjunto.
Haid añadió que para avanzar, Siria no debe aislar “los incidentes de seguridad del contexto más amplio de fragilidad y empeoramiento”.
“Abordar lo que está sucediendo sólo con medidas de seguridad no será suficiente, incluso si son capaces de detener esos ataques en un futuro próximo”, dijo. “Las causas profundas seguirán ahí”.
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