Hace un mes, israelíes y palestinos sentían lo más raro: optimismo.
Tras meses de conversaciones estancadas, por fin había un cese del fuego en Gaza. Parecía haber un camino real hacia el final de la guerra.
Pero la situación ha cambiado drásticamente desde entonces.
La tregua de 42 días entre Israel y Hamas expira este fin de semana a menos que se llegue a un acuerdo para extenderla. Las dos partes debían iniciar conversaciones sobre un final permanente de la guerra a principios de febrero; tres semanas después, aún no empiezan.
Desde que se cerró el acuerdo, se ha producido un cambio de impresiones en Israel. El primer ministro del país, Benjamin Netanyahu, está animado por el regreso del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y sometido a la presión de los miembros de ultraderecha de su propio gabinete para que vuelva a la guerra. El cese del fuego en Gaza tiene cada vez más visos de acabar siendo un interludio fugaz.
“Estamos listos para volver al combate intenso en cualquier momento”, dijo el domingo Netanyahu a los oficiales militares que se gradúan. “Los planes operativos están listos”.
Netanyahu dejó claro su tenue compromiso con el cese del fuego cuando viajó a la ciudad de Washington para reunirse con Trump este mes y optó por no enviar un equipo negociador a Qatar o Egipto, que mediaron en el alto el fuego.
Además, sustituyó a los jefes de seguridad israelíes, que anteriormente dirigían las negociaciones del alto el fuego, por un estrecho aliado político: su ministro de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, de quien se dice que es cercano al Gobierno de Trump. La semana pasada, los medios de comunicación israelíes fueron informados por un “alto funcionario” que criticó al equipo negociador dirigido por el jefe de seguridad por haber concedido demasiado a Hamas en conversaciones anteriores.
Incluso durante las negociaciones iniciales del alto el fuego estaba claro que Netanyahu se mostraba escéptico sobre su posible segunda fase.
Para él, la primera fase siempre fue temporal. Era una forma de llevar a casa a algunos rehenes sin poner fin a la guerra de forma permanente ni tener que hablar de cómo será Gaza una vez que haya terminado. Casi 17 meses después del 7 de octubre de 2023, aún no ha presentado su visión del futuro de Gaza, salvo para decir que no deben gobernar ni Hamas ni el Gobierno Autónomo Palestino con sede en la Ribera Occidental.
La segunda fase siempre iba a ser más complicada. En ella, Hamas e Israel acordarían el cese permanente de las hostilidades, la liberación de todos los rehenes israelíes vivos retenidos en Gaza a cambio de prisioneros palestinos y la retirada total de las tropas israelíes de Gaza, incluida la frontera entre Gaza y Egipto.
Netanyahu se encuentra bajo una enorme presión para volver a la guerra. Su ministro de Finanzas, el ultraderechista Bezalel Smotrich, amenazó con retirarse de la coalición de Gobierno si Israel no reanuda la guerra después de este fin de semana. Itamar Ben Gvir renunció a su cargo de ministro de Seguridad Nacional por el cese del fuego.
Netanyahu está intentando prorrogar los términos actuales del alto el fuego sin ninguno de los duros compromisos que exige una posible segunda fase. Una fuente israelí familiarizada con el asunto declaró este martes a CNN que el Gobierno está intentando ampliar la primera fase “todo lo posible” con la esperanza de liberar a más rehenes.
No está claro si Hamas, para quien los rehenes son su activo más valioso, seguiría liberando israelíes sin un compromiso israelí de poner fin a la guerra.
Aunque Trump defendió y se atribuyó el alto el fuego, su mensaje desde que asumió el cargo no ha sido el de un pacificador. Ha propuesto expulsar a los palestinos de Gaza, está considerando el deseo de algunos israelíes de anexionarse la Ribera Occidental y ha expresado dudas sobre el destino del cese del fuego. “No puedo decirles si el alto el fuego se mantendrá o no”, dijo antes este mes. “Vamos a ver si se mantiene o no”.
Steve Witkoff, el enviado especial de Estados Unidos a Medio Oriente, regresa esta semana a la región para intentar salvar el alto el fuego. Apenas expresó optimismo cuando habló con el yerno del presidente, Jared Kushner, en una conferencia de inversión saudí en Miami, la semana pasada. “La segunda fase es más difícil”, dijo Witkoff. “Pero creo que, en última instancia, si trabajamos duro hay una posibilidad real de éxito”.
Horas después de que Hamas liberara a seis rehenes israelíes este fin de semana, el gabinete de Israel dijo que no iba a cumplir su parte del intercambio: la liberación de 620 prisioneros y detenidos palestinos.
El Gobierno israelí y muchos observadores internacionales han expresado su horror ante las ceremonias propagandísticas organizadas por Hamas para entregar rehenes a la Cruz Roja. Al parecer, dos incidentes ocurridos la semana pasada –la no entrega inicial del cuerpo de Shiri Bibas y la escenificación de los ataúdes de israelíes muertos bajo la pancarta de un Netanyahu chupasangre– fueron un paso demasiado lejos. Hamas tendría que poner fin a “las ceremonias humillantes”, dijo la Oficina del Primer Ministro.
El portavoz de Hamas, Abdul Latif Al-Qanou, calificó la decisión de Israel de no liberar a los prisioneros de “violación flagrante” del acuerdo de cese del fuego.
Los críticos del Gobierno israelí señalan que Israel también ha montado campañas de propaganda. A los detenidos palestinos liberados por Israel –algunos de los cuales han cometido delitos graves, pero la mayoría estaban detenidos sin cargos– se les hizo llevar sudaderas al ser liberados con una estrella de David y la frase en árabe: “No olvidamos ni perdonamos”. Otros afirmaron que les hicieron ver horas de videos de propaganda israelí antes de su puesta en libertad.
El futuro del cese del fuego parece reducirse ahora a un simple cálculo. ¿Verá Hamas suficiente valor en una paz efímera como para seguir liberando rehenes sin compromisos a largo plazo por parte de Israel? Y si no, ¿presionará el Gobierno de Estados Unidos a Israel para que haga las concesiones necesarias para una segunda fase?
Dos millones de palestinos que luchan por sobrevivir dependen de la respuesta. También los 63 rehenes que permanecen en Gaza, de los que se cree que algo menos de la mitad están vivos.
“Por favor, solo quiero volver a casa”, dijo el sábado Evyatar David, secuestrado en el festival de música Nova, en un video de propaganda de Hamas mientras observaba la entrega de rehenes a la Cruz Roja. Aunque probablemente hablaba bajo coacción, la familia de David autorizó la difusión del video.
“Llegó el momento de acabar con esto”, dijo. “Ustedes empezaron algo, termínenlo. Por favor”.
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