Podría haber una nueva definición de obesidad. Una médica nos explica por qué es importante

Durante años, los expertos médicos han definido la obesidad basándose principalmente en el índice de masa corporal, que mide la grasa acumulada calculando la altura y el peso, para determinar los riesgos para la salud de una persona.

Las principales organizaciones de salud pública, como la Organización Mundial de la Salud y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, definen la obesidad en adultos como un IMC igual o superior a 30 y el sobrepeso como un IMC entre 25 y 29,9.

Recientemente, una comisión internacional propuso una definición revisada de la obesidad que se centra en cómo afecta al organismo el exceso de grasa corporal y tiene en cuenta el perímetro de la cintura, en lugar de limitarse a calcular el IMC. Esta nueva definición, publicada el 14 de enero en la revista The Lancet Diabetes & Endocrinology, podría cambiar el paradigma de la atención clínica a los 890 millones de adultos de todo el mundo que actualmente son considerados obesos.

¿Qué es el IMC y cuáles han sido las críticas a su uso? ¿En qué se diferencia la nueva definición? ¿En qué podría cambiar la atención clínica? ¿Se producirán estos cambios? Y mientras se estudian las revisiones, ¿qué deberían preguntar los pacientes a sus profesionales sanitarios?

Para responder a estas preguntas, hablé con la Dra. Leana Wen, experta en bienestar de CNN. Wen es médica de urgencias y profesora adjunta de la Universidad George Washington. Anteriormente fue comisionada de salud de Baltimore.

CNN: ¿Qué es el IMC? ¿Cuáles son las ventajas y las críticas a su uso?

Dra. Leana Wen: El índice de masa corporal, o IMC, es un cálculo que se realiza dividiendo el peso de un paciente en kilogramos por su altura en metros al cuadrado. Para los que están más acostumbrados al peso en libras y a la altura en pies y pulgadas, existen varias calculadoras en línea. Se puede introducir el peso y la estatura y obtener el IMC de una persona.

La principal ventaja del IMC es su facilidad de cálculo. Todo lo que se necesita para conocer el IMC de una persona es una báscula y conocer la regla. Otra ventaja de utilizar el IMC como indicador básico de la salud en un entorno clínico es que se viene utilizando desde hace décadas en muchos estudios de investigación, que han demostrado sistemáticamente que un IMC más alto se asocia a una serie de enfermedades crónicas, como la diabetes de tipo 2, la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia, las cardiopatías y el cáncer. Por el contrario, la disminución del IMC se asocia a una reducción de estos riesgos.

A pesar de la omnipresencia del IMC entre los profesionales sanitarios, dista mucho de ser una medida perfecta. Para empezar, mide el peso total, en lugar del peso atribuido al tejido adiposo. Eso significa que las personas musculosas, incluidos los deportistas, pueden tener un IMC alto y podría considerarse sobre el papel que padecen obesidad cuando en realidad no tienen demasiada grasa corporal, lo que también se conoce como adiposidad.

Por otro lado, un individuo podría tener un IMC normal pero presentar una proporción de adiposidad poco saludable. Otra crítica ha sido que las mediciones del IMC no proporcionan resultados precisos de forma consistente en todos los grupos raciales y étnicos. Se trata de una cuestión planteada anteriormente por múltiples grupos médicos, incluida la Asociación Médica Estadounidense, que en junio de 2023 publicó un informe en el que señalaba que el IMC es una forma imperfecta de medir la grasa corporal en diferentes grupos demográficos. Algunos críticos también opinan que debería establecerse una separación entre quienes padecen obesidad según determinados criterios y quienes experimentan consecuencias para la salud como resultado de la obesidad.

CNN: ¿En qué se diferencia la nueva definición propuesta por esta comisión mundial?

Wen: Esta comisión, compuesta por 58 expertos de todo el mundo, propone que la obesidad se considere de forma diferente a la definición tradicional en dos sentidos. Primero, en lugar de utilizar el IMC para definir la obesidad, los autores proponen utilizarlo como parte de un cribado inicial para determinar quién debe ser evaluado por exceso de grasa corporal. Entre estos métodos figuran la medición del perímetro de la cintura, la determinación de la relación cintura-cadera o el uso de equipos especiales, como un escáner DEXA, que mide la densidad ósea, para calcular el porcentaje de grasa corporal.

En segundo lugar, la comisión propone diferenciar a los obesos en dos grupos. El primero está formado por los “clínicamente obesos”, es decir, los que ya presentan signos de obesidad que afectan a sus sistemas corporales. Las personas que padecen obesidad y también diabetes o cardiopatías, o que sufren dolores articulares o de espalda, u otras afecciones médicas asociadas a la obesidad, se considerarían clínicamente obesas. Los proveedores de atención médica deberían considerar a estas personas para un tratamiento específico de la enfermedad de la obesidad.

Por otro lado, están los “preclínicamente obesos”. La comisión define a estas personas como aquellas que tienen obesidad, pero cuya obesidad aún no está causando procesos de enfermedad adicionales. Para estas personas, la obesidad es un factor de riesgo y debe abordarse como tal para reducir el riesgo de que se desarrollen afecciones crónicas, pero aún no tienen complicaciones médicas causadas por la obesidad.

CNN: ¿Cuáles son las ventajas y los inconvenientes de este tipo de clasificación? ¿De qué manera podría cambiar la atención clínica?

Wen: Creo que es bueno ser más precisos a la hora de definir la obesidad. A nivel de población, puede ser más conveniente medir el IMC para los estudios de investigación, pero a nivel de paciente individual, el IMC debería ser una herramienta de cribado inicial, no la única medida que se tenga en cuenta para determinar si alguien tiene obesidad.

Quienes apoyan el cambio propuesto por la comisión señalan la necesidad de diferenciar entre las personas con obesidad que necesitan tratamiento con fármacos como los agonistas del GLP-1, aprobados para perder peso, y las que podrían tratarse únicamente con cambios en el estilo de vida. Tal vez el nuevo enfoque podría orientar a las personas con secuelas derivadas de la obesidad a recibir antes la atención médica necesaria. El cambio de definición propuesto también podría ayudar a reducir el estigma que rodea a la obesidad, de modo que se trate como una enfermedad crónica.

Al mismo tiempo, se sabe desde hace tiempo que el IMC por sí solo es un factor de riesgo importante para el desarrollo de dolencias crónicas graves. Además, algunos médicos pueden no estar de acuerdo con la clasificación de “obesidad preclínica”, ya que pueden desear tratar una enfermedad crónica grave antes de que surjan complicaciones. Si este cambio de definición se generaliza, cabría imaginar que las compañías de seguros denegaran determinadas formas de tratamiento hasta que se observaran complicaciones, lo que no sería bueno desde el punto de vista de la atención sanitaria preventiva.

CNN: ¿Cree que habrá grandes cambios basados en el informe de esta comisión?

Wen: Es posible, pero no creo que los cambios se produzcan de inmediato. El IMC está tan arraigado en la práctica clínica y la investigación que no creo que sea fácil sustituirlo.

Dicho esto, creo que muchos médicos y grupos médicos ya han dejado de utilizar el IMC como única herramienta para evaluar la obesidad. Quizá este informe pueda empujar a los médicos a no confiar únicamente en el IMC.

CNN: Para los pacientes que quieren ir más allá de la medición del IMC, ¿qué deben preguntar a sus proveedores de atención sanitaria?

Wen: Creo que es muy razonable pedir a su proveedor que mida su adiposidad, como se recomienda en el informe de esta comisión. De nuevo, esto puede ser tan sencillo como una medición del perímetro de la cintura. Los estudios han demostrado que la cantidad de grasa abdominal es un determinante importante que se correlaciona con el riesgo de enfermedades crónicas porque es un signo de acumulación de tejido adiposo alrededor de los órganos.

También creo que todo el mundo debería ser consciente de las consecuencias para la salud asociadas a la obesidad. Es una enfermedad que no debe estigmatizarse, sino tratarse con compasión y de forma específica, lo que incluye nutrición, actividad física y, cuando proceda, intervenciones médicas, las mismas que se considerarían para otras enfermedades crónicas. Las personas deben hablar de todas estas opciones con sus médicos.

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