El sorprendente ascenso de DeepSeek está sacudiendo el mundo de la inteligencia artificial (IA) y amenazando el dominio estadounidense que parecía inamovible hace tan solo una semana.
El hecho de que una empresa china poco conocida haya creado un modelo capaz de competir con los principales sistemas estadounidenses de IA pone en entredicho la creencia generalizada de que para entrenar la tecnología de inteligencia artificial hacen falta grandes cantidades de dinero y un acceso ilimitado a chips informáticos de última generación. En realidad, no debería ser posible que una empresa china de IA compita con el GPT-4o de OpenAI y el Gemini de Google.
Ahora, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tiene que decidir cómo responder.
EE.UU. ha impuesto duras restricciones destinadas a impedir que las empresas chinas compren o construyan sus propios chips informáticos de vanguardia necesarios para entrenar modelos de IA. Estos chips están en el centro de la carrera armamentista de la IA y el objetivo de las restricciones a la exportación es evitar que China siga el ritmo.
Algunos han argumentado que el éxito de DeepSeek –que afirma haber entrenado su nuevo modelo de IA R1 a una fracción del coste y con muchos menos chips de alta gama que los principales modelos de IA– demuestra que las restricciones a la exportación de los gobiernos de Biden y el primero de Trump han sido contraproducentes: estas duras restricciones pueden haber arrinconado a Beijing, obligando a las empresas chinas a idear formas de innovar en torno a las restricciones a la exportación o construir sus propios chips.
“En lugar de obstaculizar a China, estos controles a la exportación de IA pueden estar acelerando la capacidad de China en inteligencia artificial al empujarla a innovar”, dijo John Villasenor, profesor de Ingeniería y Derecho en la UCLA, a CNN en una entrevista telefónica. “Podría decirse que los controles a la exportación son contraproducentes”.
Eso sería un golpe a las severas medidas tanto bajo Trump como bajo el expresidente Joe Biden y las previstas durante esta nueva administración de Trump.
“Accidentalmente aumentamos su juego técnico”, escribió el investigador de IA Gary Marcus en una publicación de Substack. “Está claro que el juego cambió”.
Esa noción –que las restricciones punitivas pueden haber tenido el efecto contrario al que pretendía Estados Unidos– está planteando preguntas difíciles sobre la base misma del auge de la IA, la carrera armamentista tecnológica entre Estados Unidos y China y cómo debería responder el Gobierno de Trump.
Trump puede no inmutarse.
“Creo que Trump dobla la apuesta”, dijo Ed Mills, analista de política de Washington en Raymond James, y señaló que Trump se ha rodeado de halcones de China, como el secretario de Estado del país, Marco Rubio. “Sus asesores a su alrededor apuntan a más restricciones, no a menos”.
Si Trump añade aún más presión sobre China en relación con la inteligencia artificial, los partidarios de una estrategia más belicista creen que el castillo de naipes de China en materia de IA podría desmoronarse. Los escépticos dicen que no está claro hasta qué punto DeepSeek cambia las reglas del juego. Argumentan que su éxito podría haber sido posible almacenando chips de alta gama antes de que se impusieran las restricciones o comprando los semiconductores en el mercado negro.
“Es un momento Sputnik o un momento Potemkin”, dijo a CNN Jeffrey Sonnenfeld, decano asociado de estudios de liderazgo de la Yale School of Management, en un correo electrónico. “O es verdaderamente disruptivo o engañoso, confiando en los chips acaparados de Nvidia y otros antes de la sanción a las exportaciones”.
Sonnenfeld añadió que si se trata de una “disrupción al estilo Sputnik, es un golpe a la pura confianza en los mercados privados competitivos sin la asociación del gobierno y las políticas industriales nacionales”.
El CEO de Scale AI, Alexandr Wang, dijo a CNBC que entiende que DeepSeek tiene 50.000 chips de vanguardia de los que “no pueden hablar, obviamente, porque va en contra de los controles de exportación que Estados Unidos ha puesto en marcha”.
Art Hogan, estratega jefe de mercado de B. Riley Wealth Management, instó a los inversores a tomar las afirmaciones de DeepSeek “con un grano de sal” porque no hay pruebas concretas que las respalden.
“China afirma que ha dado con la bala de plata, pero podría ser como el chico del instituto que dice que tiene novia, pero que ella está en otro instituto”, dijo Hogan en una entrevista telefónica, en la que señaló que desde hace tiempo existe escepticismo entre los economistas de occidente sobre la veracidad de las estadísticas económicas chinas.
Si DeepSeek tuvo acceso a chips de vanguardia, eso apoya el argumento de que los controles de exportación deberían endurecerse. Mills señala que existe un mercado negro “muy activo” de chips de alta gama y que la aplicación de los controles de exportación ha sido desigual.
“Ha sido un juego de topo”, dijo Mills. “Todavía hay lagunas flagrantes que deben cerrarse”.
Por ejemplo, Mills señaló la necesidad de una aplicación más enérgica y de mayores restricciones al flujo de chips informáticos de vanguardia.
Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional de EE.UU. bajo la presidencia de Biden, reconoció que el control de las exportaciones es un trabajo en curso.
“Se trata de un proceso iterativo. Nosotros aprendemos, ellos aprenden. Nosotros aprendemos, ellos aprenden”, dijo Sullivan en mayo durante una charla informal.
Sullivan también señaló que China ha tratado de evadir los controles de exportación proyectando un aire de inevitabilidad a sus ambiciones de IA.
“La República Popular China se ha embarcado en una campaña de información masiva e implacable para decir básicamente: ‘Esto es inútil. La resistencia es inútil. Romperemos estos controles’”, comentó Sullivan.
Lo que está en juego es enorme.
En Washington, muchos son conscientes de que Estados Unidos está inmerso en una carrera armamentística por la inteligencia artificial. Pero esa carrera puede estar un poco más reñida y quizá sea significativamente más barata, de lo que se creía antes.
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