(CNN) — Los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés) informaron el viernes de que ponen fin a su investigación de lo que comúnmente se conoce como “síndrome de La Habana”, una misteriosa enfermedad experimentada por una serie de espías, soldados y diplomáticos que han informado de síntomas debilitantes repentinos de origen desconocido.
Los NIH dijeron que pondrían fin al trabajo “por abundancia de precaución” después de que una investigación interna descubriera que se había coaccionado a personas para que formaran parte de la investigación.
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La coacción, especificó la agencia, no fue por su parte, pero los NIH no dieron más detalles sobre quién pudo haber forzado la participación. No obstante, señaló que el consentimiento voluntario es un pilar fundamental de la conducta ética de la investigación.
Algunas de las personas que declararon haber estado enfermas con anterioridad afirmaron que la CIA les obligó a participar en la investigación como requisito previo para obtener asistencia sanitaria.
“Querían que fuéramos una rata de laboratorio durante una semana antes de que recibiéramos tratamiento en el Walter Reed, y como mínimo, eso no es ético ni moral”, declaró Marc Polymeropoulos a CNN en mayo.
Polymeropoulos, un exfuncionario de la CIA que dice haber estado enfermo, es un defensor de los afectados por lo que el gobierno estadounidense llama “incidentes sanitarios anómalos”. Afirmó en mayo que cree que la participación en esta investigación fue “ordenada” por altos mandos de la CIA.
En marzo, la CIA emitió un comunicado en el que negaba que se hubiera exigido a la gente que participara. La agencia no respondió el viernes a la solicitud de comentarios de CNN.
La participación forzada en un estudio se considera muy poco ética y es extremadamente infrecuente, según los expertos en ética.
Los NIH dijeron el viernes que compartieron la actualización con JAMA, la revista médica que publicó en marzo dos estudios derivados de la investigación. JAMA no respondió a la solicitud de CNN de más comentarios.
El NIH dijo que aunque detiene esta investigación, esta decisión no cambia las conclusiones.
A pesar de los informes de síntomas de los empleados federales, ninguno de los estudios encontró nada definitivo que pudiera causar problemas de salud.
En un estudio, los investigadores de los NIH examinaron más de cerca los cerebros de las personas que se creía que padecían el síndrome de La Habana y no encontraron pruebas consistentes de lesiones cerebrales. Tampoco hubo diferencias significativas entre ese grupo y un grupo de control sano.
En el segundo estudio, los científicos de los NIH realizaron una batería de pruebas a 86 empleados del gobierno estadounidense y familiares que declararon padecer el “síndrome de La Habana”, y los compararon con 30 personas que tenían trabajos similares pero no presentaban esos síntomas. En la mayoría de las medidas clínicas y de biomarcadores, hallaron que los dos grupos eran iguales.
En un artículo editorial publicado en JAMA junto con los estudios, el Dr. David Relman, profesor de Microbiología e Inmunología en Stanford que trabajó en investigaciones anteriores de esta población de pacientes, argumentó que aunque el estudio que incluía escáneres cerebrales parecía mostrar que “nada, o nada grave” ocurría con estos casos, llegar a esta conclusión “no sería aconsejable”.
Otras investigaciones han hallado indicios de anomalías en el cerebro, dijo, y lo mismo puede decirse del estudio en el que se realizaron las pruebas. Dado que la afección puede tener un aspecto diferente en cada persona, dijo, los médicos no disponen de pruebas específicas que puedan determinar por completo qué es lo que está mal.
“Es evidente que se necesitan pruebas nuevas, sensibles, estandarizadas y no invasivas de la función del sistema nervioso, especialmente en lo que se refiere al sistema vestibular, como marcadores sanguíneos más específicos de las distintas formas de lesión celular”, escribió Relman.
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La enfermedad y su causa han permanecido frustrantemente poco claras tanto para la comunidad de inteligencia como para la comunidad médica que investiga su origen.
La enfermedad fue bautizada como síndrome de La Habana porque surgió a finales de 2016 en la capital cubana. Algunos diplomáticos estadounidenses informaron de síntomas que concordaban con un traumatismo craneal, incluidos mareos y dolores de cabeza extremos.
Desde entonces, se han registrado al menos 1.500 casos entre el personal estadounidense destinado en 96 países, según informaron las autoridades el año pasado.
Durante mucho tiempo se especuló sobre un nuevo tipo de arma como causa de estas enfermedades, pero la comunidad de inteligencia estadounidense dijo el año pasado que no podía vincular ningún caso a un adversario extranjero, descartando que la inexplicable enfermedad fuera el resultado de una campaña dirigida por un enemigo de Estados Unidos.
— Katie Bo Lillis de CNN contribuyó con este reportaje.
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