Hong Kong (CNN) — Ante una preocupante crisis demográfica creada por el propio país, China anima a las parejas a tener más hijos. Pero hay un problema: a las mujeres no les gusta demasiado la idea.
Durante más de 35 años, el Partido Comunista en el poder aplicó estrictamente la política de un solo hijo, en un intento de abordar la superpoblación y aliviar la pobreza. Pero a medida que la economía se disparaba, China se encontró con que su población envejecía y su mano de obra disminuía.
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En un intento de mitigar los riesgos económicos que suponía el descenso de la natalidad, el partido anunció en 2015 que permitiría a las parejas casadas tener dos hijos. Sin embargo, tras un breve repunte en 2016, la tasa de natalidad nacional ha ido cayendo año tras año, lo que ha llevado al partido a flexibilizar aún más la legislación hasta permitir tener tres hijos.
Sin embargo, el público no parece estar convencido. La aprobación formal de la nueva política de tres hijos el viernes fue recibida con escepticismo y críticas generalizadas en las redes sociales chinas, con muchas mujeres expresando su ansiedad por el aumento del costo de vida y la arraigada desigualdad de género en el lugar de trabajo.
Muchos argumentaron que criar a tres hijos sería prohibitivo y estaría fuera del alcance de la mayoría de las parejas urbanas, muchas de las cuales se enfrentan a salarios estancados, menos oportunidades de empleo y horarios extenuantes en el trabajo.
“Ni siquiera quiero tener un hijo, y mucho menos tres”, decía un comentario en Weibo, la plataforma china similar a Twitter, fuertemente censurada, que obtuvo más de 51.000 likes.
Aunque la desigualdad de la riqueza y el exceso de trabajo son problemas que se observan en todo el mundo, en China se ven exacerbados por los arraigados roles de género que a menudo hacen recaer la mayor parte de las tareas domésticas y el cuidado de los niños en las mujeres.
“¿Tendrán los hombres licencia de paternidad para sus tres hijos, entonces?”, escribió una persona en Weibo, con más de 67.000 likes.
Actualmente no existe ninguna ley nacional que contemple el permiso de paternidad en China.
Ese desequilibrio en la responsabilidad parental hace que sea difícil para las mujeres compaginar el trabajo con la maternidad. Desde que se anunció la propuesta de la política de tres hijos a principios de este año, gran parte del debate se ha centrado en el temor de que pueda acabar empeorando las condiciones de las mujeres trabajadoras.
En los últimos años, muchas mujeres chinas han denunciado que se enfrentan a la discriminación laboral basada en su estado civil o parental, con empleadores que a menudo se muestran poco dispuestos a pagar la licencia de maternidad. Un informe de Human Rights Watch de principios de este año, que se basó en estudios, informes de medios sociales, cobertura de noticias, documentos judiciales y entrevistas, descubrió que a las mujeres de algunas empresas se les dice que esperen su turno para tomar la licencia de maternidad; si se quedan embarazadas antes de lo previsto, pueden ser despedidas o castigadas.
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No es de extrañar que muchas mujeres jóvenes con vocación profesional en China se sientan cada vez más desilusionadas con tradiciones e instituciones como el matrimonio y el parto.
“Como mujer, siento que estoy en un camino cada vez más estrecho, y no hay vuelta atrás”, publicó un grupo de defensa de los derechos de la mujer en Weibo el jueves, en respuesta a la nueva política.
El Partido Comunista ha reconocido estos problemas y se ha comprometido a abordarlos. La nueva enmienda promete proteger el derecho de las mujeres al empleo, y dice que el gobierno trabajará con el sector privado para establecer guarderías en áreas públicas y lugares de trabajo, dijo la agencia estatal de noticias Xinhua.
El gobierno también “desplegará más medidas de apoyo en términos de finanzas, impuestos, seguros, educación, vivienda y empleo, para aliviar la carga de las familias”, añadió Xinhua.
El texto de la ley de planificación familiar modificada aún no está disponible públicamente. Los artículos de Xinhua y otros medios de comunicación estatales no proporcionan más detalles sobre cómo se aplicarán esas medidas de protección, como por ejemplo si habrá sanciones más duras para los empleadores que discriminen a las madres.
Aunque varias ciudades y provincias ya ofrecen algunas de las medidas que los activistas han pedido, Shanghai ofrece 10 días de permiso de paternidad, por ejemplo, siguen siendo demasiado limitadas, y están muy lejos de la reforma a nivel nacional necesaria para elevar la tasa de natalidad, dicen algunos expertos.
En 2019, la tasa de natalidad nacional alcanzó su nivel más bajo en 70 años desde la fundación de la República Popular China; al año siguiente, el número de recién nacidos cayó otro 18%.
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Eso significa que el país, el más poblado del mundo, con 1.400 millones de habitantes, ha visto cómo su tasa de fertilidad se ha hundido de más de cinco nacimientos por mujer a menos de dos, en solo 40 años. Se trata de una de las tasas de fertilidad más bajas del mundo, a la par de Japón y Corea del Sur, países que también se enfrentan a inminentes crisis demográficas.
“Si el país no puede proteger los derechos de las mujeres, sino que solo fomenta la natalidad, no importa si la licencia por maternidad es de 98 días o de tres años: equivale a quitarles la carrera”, dijo Xu Chao, médico de Shandong.
Para las mujeres chinas, que han luchado durante tanto tiempo en el mundo laboral y que ahora disfrutan de una vida relativamente independiente, tener más hijos requiere un tremendo sacrificio, y hará falta mucho más que una simple revisión de la ley para fomentar el baby boom.
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