El ocaso de la calle Florida en Buenos Aires

(CNN Español) — El coronavirus parece haber logrado lo que ninguna de las recurrentes crisis económicas de Argentina pudo en los últimos 50 años: que la tradicional y transitada peatonal Florida, uno de los centros comerciales al aire libre más importantes de Buenos Aires, ahora luzca casi desierta, sin gente y con un creciente número de locales comerciales que cierran sus puertas.

«Hoy tenemos 91 locales cerrados sobre la calle Florida y unos 450 dentro de galerías comerciales. O sea que ya estamos arriba de los 500 locales cerrados», sostiene, con tristeza, Héctor López Moreno, presidente de la Asociación Amigos de la Calle Florida y dueño de Glenmore, una tradicional casa de moda masculina fundada por su padre hace 73 años, cuando Florida aún no era peatonal.

Por el momento, López Moreno sostiene abierto el local porque es el propietario y no paga alquiler, pero reconoce que muy poca gente entra a su negocio. «Hoy el movimiento es poco y nada. Tienes cuatro o cinco clientes que entran, de los cuales hay que ver lo que te compran. Pero en otras épocas, si entraban 15 o 18, te compraban ocho o nueve», afirma el comerciante.

Para López Moreno, la principal razón de la caída en las ventas es la falta de turistas, dado que las fronteras han estado cerradas para los viajeros internacionales desde fines de marzo de 2020, cuando el gobierno argentino decretó las primeras medidas de confinamiento. Solo han tenido una apertura de prueba un corto período para países limítrofes, que se suspendió ante el reciente aumento de casos de covid-19.

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«La calle Florida históricamente ha sido netamente turística, con un 70% de clientela turística que visitaba Buenos Aires y un 30% que eran oficinistas», explica López Moreno.

Florida siempre fue visita obligada y una zona de compra para los turistas que llegaban a la capital argentina. También, tránsito de los oficinistas del microcentro de Buenos Aires que llenaban sus cafés.

Por eso, caminar por alguna de sus diez cuadras implicaba sortear una marea humana, que también incluía a promotores de turismo y mozos invitando a comer en los bares y restaurantes.

Hoy, con la pandemia, todo eso ha desaparecido. El único sonido que persiste es el de las personas que ofrecen cambio de divisas en plena calle, los llamados «arbolitos».

«Ahora está terriblemente vacío, no hay nadie», se lamenta Emanuel Fernández, encargado del Gran Caffé Vergnano, ubicado en la esquina de Florida y la avenida Córdoba. Allí solía ser difícil conseguir una mesa, pero hoy están casi todas desocupadas. «Ha bajado por lo menos un 80%. O sea, estamos hoy al 20%, remándola como siempre», dice Fernández.

A pesar de estar en un cruce importante de la ciudad, frente a un centro comercial de magnitud como Galerías Pacífico, sienten la falta de clientela. «Los que faltan son los turistas. Oficinistas también. Hoy estamos con gente al paso», cuenta el encargado de Gran Caffé Vergnano.

Así cerró la calle Florida

Los locales de Florida, al igual que muchos otros en Buenos Aires, tuvieron que cerrar el 20 de marzo cuando el gobierno impuso el confinamiento por el covid-19. Recién pudieron reabrir sus puertas en agosto, tras casi cinco meses de espera. Sin embargo, nada fue igual.

Desde el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires destacan que esas aperturas se dieron gracias a los 108 protocolos que pusieron en marcha para que todas las actividades pudieran volver a funcionar progresivamente y que permitieron, entre otras cosas, que los locales gastronómicos pudieran colocar más mesas en calles y veredas.

Sin embargo, muchos negocios quedaron heridos de muerte, sobre todo los que pagaban un alto alquiler, acorde con el movimiento que siempre tuvo la zona, pero que no recobró desde la reapertura.

Algunos dueños de esos locales hicieron arreglos con sus inquilinos, con rebajas o condonaciones temporales del canon mientras los locales no pudieran abrir, a cambio de que los inquilinos corrieran con los gastos. Otros prefirieron rescindir los contratos.

(RONALDO SCHEMIDT/AFP via Getty Images)

Quizás el ejemplo más claro sea el de las numerosas galerías comerciales, donde la cantidad de locales vacíos se multiplica. «Hay galerías que están totalmente vacías, con un solo local abierto», grafica López Moreno. «Pero al local que queda desocupado le va a costar muchísimo alquilarlo, porque esto no se termina hoy acá», advierte. «Los comerciantes de Florida pensamos que tenemos para un año más. Hay que aguantar un año más», afirma el presidente de la Asociación Amigos de la Calle Florida.

A pesar de que el Estado nacional los asistió durante gran parte de 2020, haciéndose cargo de hasta el 50% de los salarios de los empleados a través del Programa de Asistencia al Trabajo y la Producción, el llamado ATP, las dificultades persisten.

«Hay unos 30 locales más que están con posibilidad de cierre definitivo y se van a aguantar para ver si sale ATP. Si no, cierran y se verá lo que se hace con los empleados», explica López Moreno, sabiendo que, por el momento, ese tipo de ayuda fue discontinuada y reconvertida en créditos blancos que, dice, no están en condiciones de tomar porque no saben si van a contar con el dinero para poder devolverlos.

Los alivios de la ciudad

Desde el Ministerio de Desarrollo Económico de la Ciudad dan cuenta de las dificultades que atraviesa la zona y destacan las ayudas que Buenos Aires implementó, como la condonación de las tasas municipales durante dos meses, créditos blandos y de la exención por seis meses del Impuesto a los ingresos brutos para el sector gastronómico. Pero reconocen que la calle Florida sufre las consecuencias de una crisis de magnitud mundial que excede a su ámbito de acción.

López Moreno, quien lleva toda una vida trabajando en la calle Florida, no recuerda momentos tan duros como este. Ni siquiera con la crisis de 2001, una de las más profundas que sufrió el país. «Luego, enseguida se recompuso todo. Después la gente empezó a venir, se empezó a trabajar y no hubo desocupación de locales. Hubo problemas serios, económicos, financieros con cada uno, pero no desocupación. La gente tiró para adelante y más o menos se pudo paliar. Pero la de ahora es muy difícil, muy difícil», dice el comerciante.

La situación de la calle Florida es quizás una de las más extremas, pero no es un caso aislado. Según estimaciones de la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad de Buenos Aires (Fecoba), en 2020 cerraron unos 19.000 locales comerciales en la capital argentina. Además, una encuesta en línea que la entidad realizó en la segunda semana de enero entre 450 pequeñas y medianas empresas señala que el 60,3% de las firmas consultadas cree que en el primer trimestre de 2021 las ventas serán menores que el año pasado.

Sin embargo, ellos se enfocan en resistir, con la esperanza de que pronto las cosas mejoren. «Y la verdad está bastante complicado. Pero esperemos que podamos salir adelante», desea Fernández.

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